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MUJERES

Una brasileña pide el permiso de trabajo para estar con sus hijas

Ana Pantaleoni

María das Graças, brasileña de 30 años, ya no sabe en qué idioma pedir que se legalice su situación en España. Su caso simboliza una paradoja dramática: sus dos hijas, de las que tiene la guarda y custodia, son de nacionalidad española, mientras ella no consigue el permiso de residencia y trabajo. "Es un caso surrealista, tener un libro de familia español y no poder vivir aquí. ¿Cómo voy a estar con las niñas si no puedo vivir legalmente en España?", se pregunta contrariada. Aquí no acaba todo: María firmó una acuerdo con su excompañero sentimental, padre de las dos niñas, según el cual sus hijas no podrán salir del país sin el consentimiento de ambos progenitores. María tiene en sus manos una oferta de trabajo con un buen sueldo. Habla tres idiomas y está convalidando su título de abogada para ejercer en Cataluña. Hace casi cuatro años que reside en Barcelona, donde nacieron sus dos hijas, y además ha conseguido el nivel medio de catalán. Pero éstas parecen no ser razones suficientes para que el Gobierno le conceda los papeles. "Mis hijas, de dos y tres años, están en situación de riesgo", alerta desesperada. "Si no consigo el permiso, me veré obligada a entregarlas a su padre por no poder mantenerlas". A Barcelona para estudiar En Brasil, María se licenció en Derecho y ejercía como comisaria de policía en Aracaju-Segipe, a 2.500 kilómetros de São Paulo. Aterrizó en Barcelona a finales de 1994 para estudiar un curso especializado en derecho medioambiental. Durante ese año, en el que residió en España como estudiante, se enamoró de un brasileño con el que mantuvo una relación sentimental que concluyó el año pasado. En ese periodo intentó sin éxito conseguir el permiso de trabajo sin residencia. Tras la ruptura, obtuvo de un juez español la guarda y custodia de sus dos hijas. Así, empezó a trabajar de forma esporádica. Desde hace más de cuatro meses, María espera con ansia conseguir sus papeles. Dice haberlo intentado todo, incluso está dispuesta a mantener una huelga de hambre delante del Gobierno de la Generalitat. Hasta que no cuente con su permiso de residencia y trabajo, no podrá aprovechar la oferta laboral de una empresa catalana de informática. Algo desengañada, recuerda que hoy, en Brasil, España se percibe como el país de las oportunidades dentro del sueño europeo, que dice la trajo aquí. María se siente plenamente integrada en Cataluña, y afirma con una sonrisa: "La mía es el tipo de familia que a Jordi Pujol le gustaría tener aquí". Pide que se reforme la Ley de Extranjería y se mueve entre la súplica y la denuncia al exclamar: "Soy alguien en mi país y quiero ser alguien aquí también; no pido nada más que mis derechos".

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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