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La Comisión Europea advirtió en junio a Agricultura de que empresas como Colino sólo buscan cobrar ayudas

La Comisión Europea se dirigió de nuevo en junio pasado a las autoridades españolas, en concreto al Ministerio de Agricultura, instándolas a aumentar tanto el número como la profundidad de los controles sobre el cultivo del lino. Lo hizo tras la visita efectuada por sus observadores a empresas de Castilla y León y de Castilla-La Mancha.Es más, el responsable de la Dirección General VI, Jürgen Holmquist, apunta en su carta que en la inspección realizada a la sociedad Colino, propiedad de los hermanos Ruiz Paz, entre el 27 y el 31 de julio de 1998 "ha sido comprobado que el producto de la primera transformación de lino (estopas) no tenía finalidad económica". El representante de Colino, Enrique Ruiz Paz, ex jugador de baloncesto del Real Madrid y hermano de Gonzalo Ruiz Paz, ex director financiero de la empresa pública Mercasa, aseguró ayer en el Congreso que tiene vendida la producción de 1998, pero no aclaró a qué compradores.

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"En regla general", asegura Holquimst, "el producto transformado es todavía propiedad del agricultor, la transformación corre por su cuenta. De esta manera, el productor va a obtener la totalidad de la ayuda, aunque debe pagar al transformador [a Colino] un precio global por kilo de paja transformada, normalmente 15 euros (unas 2.500 pesetas)". Según la Comisión, "el transformador", Colino, "saca su ganancia principal de la venta de semillas a los agricultores".

Tras describir la situación que afecta a la empresa del ex director financiero de Mercasa, la Comisión advierte de que "la ausencia de mercado económico es un indicio importante del no acatamiento de las condiciones de la concesión de la ayuda. Tal situación debe llevar a los servicios nacionales a aumentar tanto el número como la profundidad de los controles". "Cultivar exclusivamente por la prima constituye un abuso de derecho", concluye.

El escrito de Bruselas es una severa llamada de atención. Sólo uno de los representantes de la decena de transformadoras que han comparecido ante la comisión investigadora, el de Agrofibra, ha declarado tener su producción vendida: a la papelera Celesa. Los restantes han reconocido que sólo transforman el lino y que el agricultor lo almacena o, en el mejor de los casos, que han manejado proyectos para colocarlo. Consejeros de comunidades como el extremeño, Eugenio Álvarez; el castellano-manchego, Alejandro Alonso, y el andaluz, Paulino Plata, afirman que el lino que se produce en sus autonomías no tiene salida comercial alguna.

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