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FIN DE REINADO EN MARRUECOS

El nuevo rey tendrá que hacer frente a estructuras políticas semifeudales

Juan Carlos Sanz

Hasta la noche del viernes, 8 de cada 10 marroquíes sólo habían conocido a un rey a lo largo de su vida. Mohamed, el hijo de Hassan, su título oficial como monarca de la dinastía alauí, se enfrenta desde entonces al reto de sacar a flote la transición política en un país con el 80% de la población menor de 38 años, pero gobernado en un estilo semifeudal. Ante Mohamed VI se abre una encrucijada que puede llevar hacia la modernización o a seguir anclado en un sistema autoritario.

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La política de reformas del Gobierno de alternancia presidido por el socialista Abderramán Yussufi representa el primer camino, el de la modernización. En el polo opuesto se halla el inmovilismo, que simboliza el ministro de Interior, Driss Basri, como cabeza visible del Majzen, la estructura de intereses semifeudal heredada del sultanato. Una tercera vía, tal vez aún no explorada, pasa por el papel que pueda desempeñar el consejero real, André Azulay, un hombre de negocios judío que ha pilotado los primeros pasos de la modernización económica del reino jerifiano.El príncipe heredero ya había desvelado hace dos años algunas de las claves de lo que puede ser su nuevo estilo en la transición hacia la democracia. En un acto celebrado en la Fundación Buabid, una entidad que se mueve en la órbita del socialismo marroquí, Sidi Mohamed habló de valores como la democracia, los derechos humanos, la libertad política o la iniciativa privada como ejes de la modernización de Marruecos. En su tesis doctoral en Derecho, leída en la Universidad Antiapolis de Niza, el heredero alauí ya destacó en 1994 la importancia de las relaciones entre el Magreb y la Unión Europea. "Las medidas de seguridad que se adoptan en una orilla u otra se basan sólo en políticas a corto plazo. Pero, aunque permiten contener los problemas por un tiempo más o menos largo, no pueden extirpar sus causas, ni en Europa ni en el Magreb", reza una cita de su tesis reproducida por el semanario L"Economiste en su última edición.

A pesar de que en su juventud era criticado por su afición a los vehículos de lujo, el propio Sidi Mohamed ha sido responsable en gran medida de que la familia real marroquí se interesara por los problemas sociales de su país, y él mismo ha protagonizado acciones públicas en favor de los huérfanos o los niños incapacitados.

Apoyo gubernamental

El Gobierno de Abderramán Yussufi se apresuró a suscribir el mismo sábado una declaración de apoyo al nuevo monarca. El propio primer ministro fue el encargado de proclamar que el Ejecutivo "seguirá junto al nuevo rey el camino que inició su padre". "Nuestro país, a pesar de todos sus avances, sigue enfrentado a cuestiones esenciales, como la culminación de nuestra integridad territorial y la solución de los problemas sociales y económicos", señalaba la declaración del Ejecutivo marroquí. Hay signos de cambio que la prensa marroquí ha creído ya ver en el joven monarca. Su aparición ante los centenares de ciudadanos que habían acudido a la puerta del palacio real de Rabat a expresarle su pésame fue ampliamente destacada por los diarios nacionales publicados ayer. Este gesto de acercamiento al pueblo contrasta con la distancia que, habitualmente, mantenía su padre, Hassan II, que en muy raras ocasiones aceptaba aproximarse a sus súbditos.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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