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El obispo y la RU-486

ROSA SOLBES El obispo Braulio Rodríguez, que por algo lo es de Salamanca, debió resultar investido presidente del comité científico de la última Cruzada, y en lugar de advertir a su grey contra la pildora abortiva, nos flagela con un máster sobre hemorragias de larga duración, retenciones del feto y problemas cardiovasculares. La historia de este preparado con nombre de robot de las galaxias, descubierto en 1981, es breve pero azarosa, y en un tris hemos estado las mujeres de perder una de las más interesantes opciones que la ciencia brinda ante un embarazo no deseado. Se empezó a hablar de la "píldora del día siguiente" hace ya más de 10 años, y fue uno de sus más ardientes defensores el doctor José Luis Carbonell, de la clínica privada Mediterránea Médica, autorizada para que se pudiera cumplir una ley democrática ante la inacción de los servicios hospitalarios públicos. En todo este tiempo se ha demostrado que la RU-486 es tan eficaz como el quirófano, pero mucho más cómoda y barata, ya que evitaría un tercio de los abortos quirúrgicos (los de la séptima semana de embarazo) y además, mejoraría la intimidad y privacidad de quien decida utilizarla. Demasiado poco sufrimiento para una mujer en tan mal trago. Por eso la Inquisición puso en jaque a la empresa, que decidió suspender la producción. Sólo la valentía del gobierno francés mantuvo el remedio en el mercado, pero cómo sería la cosa que en 1994 el fabricante cedía gratuitamente los derechos para USA a una ONG, y para el resto del mundo a un jubilado. En España ha tardado años en solicitar el Registro de Medicamentos. Y cuando están a punto de agotarse las reservas, justo en septiembre, dicen que nuestros hospitales van a distribuir la píldora. Eso si no lo impide la "conciencia" de todos los ginecólogos valencianos, no sé si vagos o vaticanistas, que han seguido cobrando sus nóminas mientras sólo uno de los 5.189 abortos legales del año pasado no tenía que realizarse en clínicas privadas. Como dice la diputada de IU Ángeles Maestro, "sería inconcebible que existiera una sustancia favorable a la autodeterminación de la mujer, con un contraste científico realizado, democráticamente aprobada, legalizado su uso, y que grupos de presión, poderosos pero minoritarios, pudieran impedir en la práctica su fabricación o divulgación". Roma ha prohibido este método hasta a las kosovares violadas. Y aquí vamos a comprobar que la moral y la ciencia tienen género, en vista de las albricias con que fue recibido el Viagra y del silencio y el boicot que parecen rodear a la RU-486. ¿Será verdad que d"els pecats del piu, Deu s"en riu y, en cambio, los del útero son abominables para sus intérpretes en la Tierra? ¿Por qué el honorable Zaplana se deja medir las sisas en una foto histórica por ese presunto (al menos confeso) follaoret enfajado, y no se preocupa más por los derechos de miles de ciudadanas? En cuanto al sabio hombre santo de Salamanca, confiemos en que la próxima pastoral se dedique a lo suyo y en vez de hurgar en endometrios ajenos nos explique por qué en el infierno ya no hay llamas que hagan hervir la cazuela de Pedro Botero. Perdido el miedo al Averno acondicionado, no es extraño que tantos pequemos tanto.

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