Los arquitectos critican la ley de Contratos del Estado

Los arquitectos Eduardo Souto de Moura, César Ruiz-Larrea y Guillermo Vázquez Consuegra criticaron ayer en Aguadulce (Almería) la ley de Contratos del Estado, que separa el proyecto de un edificio de su dirección de obras al convocar concursos distintos para cada una de las partes de una misma edificación. "La ligazón entre el proyecto y su construcción es algo indiscutible. Gran parte del éxito de una obra tiene relación con esos cambios que el arquitecto introduce a medida que se construye", comentó Vázquez Consuegra, director del seminario La construcción del proyecto, que se celebra esta semana en Almería dentro de los cursos de verano de la Universidad Complutense. "Esta ley pone en marcha concursos de arquitectura que no cumplen las garantías para una arquitectura de calidad", añadió Vázquez Consuegra. Mentalidad comercial Los profesionales señalaron que la "mentalidad comercial" con la que las administraciones tratan a la arquitectura hace que disminuya su calidad. "Me parece bien que los contratos que realiza la Administración salgan a concurso; pero no se trata de concursos de máximos, sino de mínimos. Buscan la solución más rápida, más rentable y más eficaz, entre comillas, algo que en nuestra profesión puede ser peligroso", aseguró el madrileño César Ruiz-Larrea, autor del Conservatorio de Música de Almería, por el que recibió el Premio Nacional de Arquitectura. El arquitecto portugués Eduardo Souto de Moura, que presentó ayer en el curso una selección de sus últimos proyectos, criticó la pérdida de relación entre materiales y sistema constructivo. "La arquitectura debe ser una continuidad de la naturaleza, pero hoy se hace contra ella. Se ha perdido esa naturalidad implícita que tenía y nos encontramos con edificios prêt-à-porter que, como en el mundo de la moda, se cambian de piel con facilidad", aseguró Souto de Moura, uno de los profesionales portugueses con más prestigio internacional. "Me interesa volver a una arquitectura natural, no en el sentido romántico, sino en el de arquitectura contemporánea. La piedra debe ser piedra, no plástico que la imite", añadió.
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