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Réquiem por el palacio de Lorite

Eliminadas las trabas urbanísticas que impedían al Banco de España ampliarse a costa de un caserón vecino

El palacio de Lorite, situado en la esquina de la calle de Alcalá con la del Marqués de Cubas, cuya celebridad procede de su inserción en la inacabada manzana del Banco de España, vuelve a resucitar. Para morir, presumiblemente pronto. Su demolición, ideada para unificar la manzana del gran conjunto bancario que este palacio protegido impedía, es ahora legalmente posible, pese a haber permanecido bloqueada durante lustros por un litigio entre el Ayuntamiento y el Banco, al que la Comunidad de Madrid apoyó. "No será cosa de uno o dos meses, aún no hay un plazo decidido", explican fuentes de la institución bancaria, "pero la ampliación ya es viable". Ello permitirá completar la ampliación sobre su fachada a la calle del Marqués de Cubas.Desde hace más de veinte años, el caserón de Lorite languidece en un enclave inmejorable de la ciudad, a un paso de Cibeles. Embutido en lonas y andamiado con viejos bastidores de alumino, permanece abandonado a su suerte. Su fachada es invisible desde la calle.

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Tres requisitos para la ampliación

"Fue obra de un arquitecto municipal, José de Lorite, más célebre por haber sido mentor del Plan General de 1931, que alteró sustantivamente el aspecto de Madrid, que por este edificio, que data de 1920", señala Carlos Sambricio, catedrático de Historia del Urbanismo en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. Fue encargado a Lorite en 1919 por la banca Calamarte. Posteriormente pasaría al Banco Pastor y en 1974 sería adquirido por el Banco de España.

"Su estilo es ecléctico, de corrección y noble presencia. Junto al de los Jareños y al de Velázquez, en el Retiro, es uno de los escasos edificios madrileños conocido por el nombre de su arquitecto, pero nunca fue un palacio", precisa. Un sastre tuvo allí su taller. "Su interior albergaba oficinas bancarias en su primera planta y, en los pisos superiores, viviendas de alquiler de lujo. Se trataba de una tipología mixta entre lo mercantil y lo residencial", explica Javier García Gutiérrez Mosteiro, vocal de cultura del Colegio de Arquitectos.

"De haber sido levantado en la misma Gran Vía, el edificio hubiera sido embebido dentro de aquel conjunto; pero, al quedar aislado en Alcalá, junto al Banco de España, muestra con éste una desarmonía que rompe la mirada unitaria sobre la manzana y sólo permite percibir en ella la presencia de un cuerpo extraño", comenta otro arquitecto.

La supervivencia del palacio de Lorite se debe a una de tantas fricciones entre el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, organismo que, en marzo de 1989 y a instancias del propietario de Lorite, el Banco de España, retiró a aquél la protección urbanística de la que gozaba. El Ayuntamiento pleiteó contra la descatalogación: "Para derribar el palacio de Lorite tendrán que pasar por encima de mi cadáver", dijo Juan Barranco, entonces alcalde de Madrid.

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El Banco de España no perdió el tiempo. Ya en 1978 había convocado un concurso de ideas y eligió una plasmada en un proyecto del arquitecto Rafael Moneo. Tres cuerpos, un chaflán hornacinado, cariátides, columnas y cubiertas semejantes compusieron la fórmula de Moneo para resolver el remate de manera continuista.

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