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Prodi renuncia a controlar el área de Exteriores de la Comisión en favor del británico Patten

De Palacio afianza sus competencias sobre ayudas públicas en Energía y Transporte

Xavier Vidal-Folch

Los italianos Romano Prodi y Mario Monti se vieron ayer obligados a refrenar sus ansias de acaparar más competencias en la próxima Comisión Europea, que presidirá Prodi. Esa primera escaramuza ocurrió en el primer seminario informal del nuevo colegio. El británico Chris Patten afianzó sus poderes como responsable de Exteriores, encargado de coordinar a sus cuatro colegas con tareas en este ámbito, frente a la pretensión de Prodi de presidir este grupo. Y Loyola de Palacio mantuvo sus competencias sobre ayudas públicas en Energía y Transporte, contra la pretensión de Monti, futuro comisario de la Competencia.

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Ética y presidencialismo

Sonrientes y relajados, los 20 miembros de la futura Comisión Europea se hicieron la foto de familia en el césped de un plácido hotel comarcal, entre unánimes alabanzas al "buen clima" de las discusiones, en las que sobre todo se adoptaron medidas para afianzar el presidencialismo del Ejecutivo. Los temas polémicos fueron relegados al futuro o al pacto entre bambalinas, porque, como dijo el propio Prodi, "este equipo está cohesionado; si no lo estuviese, sería muy vulnerable", sobre todo ante el Parlamento Europeo.

Así, la discusión sobre las competencias que los italianos Prodi y Monti pretendían rebañar a sus colegas se mantuvo en sordina o se cerró poco antes del plenario, en detrimento de los italianos. Es lo que sucedió con los poderes del comisario de Relaciones Exteriores, el brillante conservador británico Chris Patten.

Patten se ha impuesto. Será él quien presida, y no Prodi, el subgrupo de comisarios dedicados a las relaciones exteriores (el francés Pascal Lamy, de Comercio; el alemán Günter Verheugen, de Ampliación; el danés Poul Nielson, de Cooperación y Ayuda Humanitaria, y el español Pedro Solbes, de Asuntos Económicos y Monetarios). El hecho resulta significativo porque el professore ha reservado la cabeza de los otros subgrupos (Crecimiento y Empleo, Igualdad de Oportunidades) para sí mismo o para sus vicepresidentes, Neil Kinnock (Reforma Interna) y Loyola de Palacio (Relaciones Interinstitucionales).

Eso sí, en la pasión presidencialista actual, quedó claro que Prodi puede cambiar a placer las presidencias, modificar la composición de los subgrupos, cambiar su mandato o disolverlos. Pero Patten se ha consolidado. El presidente resaltó su voluntad de "cooperar y no competir" con el Consejo de Ministros, es decir, con Javier Solana, quien encarnará desde otoño la figura de señor PESC (responsable de la Política Exterior y de Seguridad Común): "No empezaremos como antagonistas", declaró.

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"Conozco a Solana desde hace muchos años, ha sido un extraordinario secretario general de la OTAN y no me cabe la menor duda de que trabajaremos muy bien juntos, suscitando sinergias", apostilló el exgobernador de Hong Kong. Patten pretende "no interferir" en el trabajo de sus colegas, sino "garantizar una visión estratégica común" y "evitar contradicciones", de forma que "la mano derecha sepa lo que hace la izquierda".

La otra manzana de la discordia era establecer dónde recaían los poderes sobre las ayudas públicas sectoriales, a compañías energéticas, agrícolas, pesqueras o de transportes. Monti reclamaba añadirlas a su cartera. De Palacio (Transportes y Energía) y Franz Fischler (Agricultura y Pesca) se negaban al pellizco de sus poderes. No lo discutieron públicamente, sino entre líneas. Resultado: las cosas quedan como están, a la espera del esquema de reforma interna previsto para el año próximo, lo que de momento afianza las carteras amenazadas por el segundo comisario italiano.

Públicamente, cada rival mantuvo sus reivindicaciones. Es lógico que la capacidad de dictaminar sobre las ayudas públicas sectoriales se mantengan en las carteras sectoriales "porque las ayudas públicas forman parte del desarrollo de una política común", argumentó De Palacio.

Si un Gobierno, por ejemplo, subvenciona a una compañía aérea, eso debe examinarse en relación a las contraprestaciones de la beneficiada (apertura de líneas y reservas de turnos de despegue y aterrizaje a la competencia). "Lo importante es que haya un enfoque unitario y coherente de todas las ayudas públicas, independientemente de cuál sea el sector en el que se conceden", replicó Monti, fiando la decisión final al presidente, "que será quien dirima la cuestión".

Pero para tomar esa decisión, Prodi deberá basarse en el proyecto de reforma que debe elaborar el vicepresidente Kinnock, actual comisario de Transportes. "Tengo una clara idea de cómo resolver este asunto", declaró a este diario, "pero de momento me la reservo, aunque le aseguro que yo no me olvido de mi experiencia como comisario de Transportes". Esta perífrasis sugiere que Kinnock, consciente de que la autorización o prohibición de ayudas de Estado es crucial para la política de Transportes, se alineará con Fischler y Loyola de Palacio.

Otro elemento de inquietud en la reunión fue la incógnita sobre la actitud que adoptará el Parlamento Europeo en la investidura de este colegio. El francés Lamy consideró que el pacto entre populares y liberales para elegir al presidente de la Cámara "supone una importante inflexión del sistema", aludiendo a que el reciente enfrentamiento institucional puede doblarse ahora con una batalla entre derechas (primer grupo del hemiciclo) e izquierdas (mayoritarias en la Comisión). Pero Prodi se manifestó "completamente confiado" en que obtendrá la investidura.

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