Laboratorio de análisis de alimentos transgénicos

La elaboración de alimentos con organismos modificados genéticamente, los llamados transgénicos, empiezan a ser una realidad cotidiana. Son muchas las empresas alimentarias o agrícolas que recaban de laboratorios especializados informes técnicos que certifiquen si el alimento o la semilla que van a poner a la venta contiene o no algún tipo de modificación genética. En esencia, éste es el motivo por el que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha puesto en marcha el primer laboratorio español para el análisis de alimentos transgénicos. Según explicó ayer César Nombela, presidente del CSIC en el acto de presentación, se trata de un servicio radicado en Barcelona y tutelado por la Administración destinado, sobre todo, a las empresas, pero que revierte en una más precisa información para los consumidores. La normativa europea, señaló el director del nuevo laboratorio, Pere Puigdoménech, obliga a hacer constar en el etiquetado de los productos destinados a consumo la existencia de modificaciones genéticas en el caso que los alimentos se hayan obtenido a partir de vegetales u organismos transgénicos. Sin embargo, añadió, existen pocos centros oficiales en Europa que puedan certificar la presencia de manipulaciones genéticas, y ninguno hasta ayer en España.

La puesta en marcha del nuevo laboratorio, señaló Puigdomènech, obedece a la existencia de una "demanda suficiente" de empresas que se dirigen a la Administración para cumplimentar dicho trámite y que, en opinión de Nombela, se incrementará en número en los próximos años. "Hay miles de empresas", afirmó, "que pueden estar interesadas en requerir este servicio". Entre otras, citó a las que se dedican a obtener semillas, comercializar productos alimentarios o las que elaboran materiales para transformar o conservar alimentos. Se trata de productos y procesos que incorporan "propiedades novedosas que precisan de evaluación y verificación" antes de su comercialización y consumo.Soja, maíz, tomate, algodón, arroz y colza forman las primeras grandes categorías de productos en los que se han introducido cambios genéticos.