ICÍAR MAIZTEGI COORDINADORA DEL PARQUE DE EL CARPIN "Ya llevamos cuatro años de calvario, y lo que nos queda "

Una sala de operaciones abandonada, un montón de botes de medicinas empezados, un olor a corral y un montón de jaulas vacías es lo único que queda ya del centro de recuperación de animales del parque ecológico de El Carpín. El centro, ahora vacío, ocupa un lugar privilegiado en lo alto de una colina del valle de Carranza, desde donde se pueden ver lobos, osos, linces y otras especies de la fauna ibérica que forman parte del parque, visitado por una media de 40.000 personas al año. Pregunta. Hace unos días que la Diputación se llevó los animales del centro de recuperación. Usted ha intentado detener este proceso. ¿Cuáles son las principales razones que esgrime para oponerse al traslado del centro? Respuesta. Pues, para empezar, dejamos de ejercer una labor que llevábamos haciendo desde hace 15 años. Por otro lado, las visitas escolares que organizamos desde aquí se quedan sin una base de datos fundamental que obteníamos del propio estudio y evolución de los animales ingresados. En definitiva, el aprendizaje pierde riqueza y esto queda convertido en un zoológico. P. ¿Y administrativamente cuáles son las consecuencias? R. Nos quedamos menos de cinco personas para hacernos cargo de todo y el parque se queda sin ningún tipo de subvención, con lo cual tiene que ser la Fundación Xabier Maiztegi la que se haga cargo de todo lo que aquí queda. P. ¿Como veterinaria, de qué manera cree que puede afectar este traslado a los animales? R. Siempre supone un trastorno importante para ellos, ya que siempre sufren una estado de estrés con los traslados, que puede afectar a su proceso de crianza. No puedo decir más, porque desconozco qué es lo que tienen preparado para ellos en Gorliz. P. Usted siempre ha dicho que el parque nunca ha sido promocionado. ¿A qué cree que se debe esta actutid por parte de los organismos que hasta ahora les financiaban? R. Son todo hipótesis, pero la zona de las Encartaciones está bastante alejada y en Carranza, hasta este año, gobernaba un alcalde independiente, con lo que la Diputación no obtenía ningún beneficio político del parque. Creo que esta situación ha sido la que ha generado el desentendimiento por parte de esta instutición, que nos ha hecho la vida imposible. P. ¿Qué quiere decir? R. Pues que nos han reducido las subvenciones de 15 millones anuales a 6 millones y ahora a nada. Pero no sólo eso, sino que además jamás han permitido que el parque participase en las ferias y exposiciones ecológicas que se realizan en esta provincia cada año. Parece como si quisieran que el proyecto se hundiese por sí solo para no tener que hacerse cargo de nada. Ya llevamos cuatro años de calvario y lo que nos queda. Hemos vivido una situación de precariedad económica absoluta, pero van a ser los tribunales los que decidan. P. ¿Qué actuaciones judiciales han puesto en marcha en ese sentido? R. Se ha presentado una demanda penal contra el director de Montes de la Diputación en el Juzgado de Instrucción número 1 de Balmaseda por un delito de coacciones. P. En medio de esta tensa situación hay un acta de una reunión entre ambas partes en la que supuestamente se aprueba un convenio de seis meses en lugar de uno de un año como venía siendo habitual. Usted se negó a firmar este acta. ¿Por qué razón? R. A nosotros nos sonó un poco raro, ya que en otras ocasiones ya trataron de cambiar todos los convenios con medias verdades. Lo consultamos con nuestro abogado, que inmediatamente nos aconsejó que no la firmásemos puesto que nos quedábamos desvalidos y sin derecho a subvención de ninguna clase después de esos seis meses, que se cumplieron precisamente ahora en julio, cuando ha empezado todo el proceso de traslado del centro. P. ¿Si ustedes solos no pueden hacerse cargo del parque con lo que recaudan en taquilla y se ven obligados a realojar a los animales en otro lugar y abandonar El Carpín, tienen algún otro proyecto en mente? R. Como fundación, claro que tenemos otros proyectos. Nos gustaría desarrollar uno dedicado a la crianza y reproducción de animales en proceso de extinción. Pero yo me incorporé a este proyecto hace más de cuatro años y, para ello, vendí mi clínica: no querría abandonarlo ahora.