_
_
_
_

El padre de "Dolly" defiende investigar con embriones humanos con fines médicos

Griffin critica al Gobierno británico por frenar una técnica crucial para los trasplantes

Las ventajas "abrumadoras" de la investigación con embriones humanos la hacen "necesaria" para la medicina, aseguró ayer en Madrid Harry Griffin, director científico del Instituto Roslin de Edimburgo, creador de la oveja clónica Dolly. Griffin considera "decepcionante" la actitud del Gobierno británico, que, al igual que los otros ejecutivos europeos, se resiste a permitir la investigación con embriones humanos para fabricar células y tejidos para trasplantes. El científico afirma que el acceso a estos tratamiento clínicos puede ser generalizado en 15 o 20 años.

Los experimentos con embriones humanos son necesarios para poner a punto la producción de células madre, células indiferenciadas que pueden mantenerse en cultivo en el laboratorio y luego diferenciarse en cualquier tipo de tejido adulto. Estas células y tejidos, según Griffin, "se pueden utilizar para tratar una amplia gama de enfermedades muy corrientes, tales como el Alzheimer, el Parkinson, la diabetes y otras graves dolencias que muy probablemente irán aumentando en los próximos años si no se desarrollan tratamientos curativos satisfactorios". El director científico del Instituto Roslin, que concedió una entrevista a EL PAÍS en San Lorenzo de El Escorial poco antes de impartir una conferencia sobre clonación animal en los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid, considera, sin embargo, que hay una clara diferencia entre la utilización de embriones humanos para investigar sobre la obtención de células madre, por un lado, y la idea de utilizar de forma rutinaria estos embriones como fuente de células: "Tanto por motivos prácticos como por motivos éticos es mejor poder transformar células de la piel o de la sangre en células madre en el laboratorio, en el tubo de ensayo, que tener que crear embriones y recuperar las células madre de los embriones. Hay una importante diferencia entre utilizar y producir embriones humanos".

A corto plazo, el acceso a los tratamientos médicos resultantes de las investigaciones con embriones estarían sólo en manos de las sociedades médicas que pudieran permitirse acceder a estos tratamientos en su primera fase, según dice el investigador. "Pero a largo plazo no veo por qué el coste iba a resultar prohibitivo para un uso más extenso. En cualquier caso, no hay que olvidar que harán falta 15 o 20 años para llegar hasta el punto en el que la tecnología de reprogramar las células esté ya dispuesta para el uso clínico, y puede ser que sólo sea en algunas aplicaciones en las que funcione", añade.

Griffin dice con cierta decepción que su equipo aún no ha comenzado el trabajo con embriones humanos debido a que que el Reino Unido se encuentra en un proceso de consulta. En ese país sólo es legal hacer determinadas investigaciones con embriones. En 1990, se creó un organismo responsable de biología y fertilización humana, que tiene autoridad para permitir a algunos investigadores que trabajen con embriones humanos; pero en la actualidad esa investigación está restringida a cuestiones de reproducción asistida o reducción de abortos espontáneos.

Ese organismo británico ha recomendado, tras realizar una consulta pública el pasado año, que se permita la investigación con embriones humanos para que también se considere el uso de la terapia con células madre. A pesar de ello, hace pocos días, el Gobierno británico confirmó su oposición a la clonación de seres humanos por reparos éticos.

"En realidad, aún sabemos muy poco de reprogramación de células especializadas", dice el investigador. Cuando el núcleo de una célula adulta se transfiere a un óvulo (al que previamente se ha extraído su propio núcleo), se puede considerar que la célula adulta se ha reprogramado: vuelve atrás en el tiempo y empieza el desarrollo desde cero, como un embrión cualquiera. Ésta es la técnica de clonación que se usó para crear a Dolly. La esperanza de Griffin es que, en el futuro, las células adultas puedan reprogramarse de un modo similar, pero sin necesidad de generar un embrión clónico. Esto resolvería el problema ético.

"Todavía falta por hacer mucho trabajo en experimentación animal antes que pasar seriamente a trabajar con células humanas. Pero es decepcionante que el Gobierno británico no tome una decisión clara, aunque en mi equipo tenemos la confianza de que lo haga en un plazo de tiempo".

El bioquímico considera que se debería permitir la investigación con embriones humanos para unos fines muy específicos: "Lo que pedimos es una extensión de los objetivos, de los usos autorizados".

Clones completos

Los sectores más críticos de la comunidad científica han alertado sobre la posibilidad de que, si se convierte en una práctica común la clonación de células humanas, se acabarán clonando seres humanos al completo. Sin embargo, Griffin considera que "no sería lógico". Según él, el peligro puede surgir cuando aumenten los éxitos en la producción de embriones clonados, como ovejas o ratones. "Si, a través de nuestros esfuerzos en esas especies pudieramos mejorar mucho la tasa de éxito, entonces esa tecnología podría resultar potencialmente tentadora para que se utilizara con seres humanos, pero estamos muy lejos de llegar a ella".

El investigador insiste en la dificultad del proceso y en que la eficiencia actual en la producción de animales clonados es muy baja porque muchas gestaciones fallan ya muy avanzadas y una proporción de los animales que nacen mueren inmediatamente después del parto. "Aparte de que el proceso sea ineficiente y muy peligroso para ser aplicado en seres humanos, resultará muy difícil mejorar la tasa de éxito en los animales y requerirá muchos años de investigación hacerlo así".

Griffin asegura: "No hemos hecho ningún experimento de clonación humana, porque en el Reino Unido resultaría ilegal. Nuestros conocimientos fundamentales en el Instituto Roslin son con animales. No tenemos ninguna experiencia en humanos. Pero, si el Gobierno británico nos diera la luz verde, podríamos colaborar con otros grupos para hacerlo".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_