Francia levanta la prohibición para todos los productos de Coca-Cola
La empresa cifra las pérdidas por la crisis en 9.600 millones de pesetas
Coca-Cola decretó ayer el final de su crisis europea después de que Francia (el miércoles había sido Bélgica) permitiera la reapertura de sus embotelladoras tras la aprobación de un comité técnico. Después de 11 días, la marca más famosa del mundo recupera la tranquilidad, si bien reconoce que la crisis le ha hecho perder 9.600 millones de pesetas por disminución de ventas y una cantidad mucho mayor por "daño de imagen social".
La prohibición de la comercialización sigue en vigor para unos 300 lotes previstos para los mercados belga y luxemburgués, y que fueron retenidos en los distribuidores o en las aduanas, según precisó el Gobierno francés. Las autoridades de esos dos países estaban, por su parte, decididos a continuar hoy el bloqueo de la producción proveniente de Dunkerque. El Ejecutivo de París decidió "reautorizar" la comercialización de las latas tras el veredicto favorable de la autoridad de control sanitario, señaló el ministro francés de Finanzas, Dominique Strauss-Kahn. La Agencia francesa de Seguridad sanitaria de los alimentos (Afssa) estimó el jueves que el riesgo sanitario que presentaban las bebidas de Coca-Cola parecía "escaso", y que ya no había motivo para prohibir su venta.
La Secretaría de Estado para la Salud y la de Consumo indicaron, sin embargo, en un comunicado común, que la orden de retirada del mercado, adoptada el pasado 16 de junio, sobre lotes de bebidas destinadas a Bélgica y Luxemburgo, "por el momento sigue en vigor". "Esa orden afecta específicamente a los lotes sospechosos de haber provocado, hasta estos últimos días, los malestares constatados entre consumidores en Bélgica, desde donde surgió la alerta comunitaria el domingo 13 de junio", precisaron esas fuentes.
Otros miembros del Gobierno francés reiteraron ayer sus dudas con respecto a las explicaciones de Coca-Cola sobre el origen de las intoxicaciones y la relación entre la bebida y los síntomas. "No hemos podido establecer la correlación entre los malestares en Francia y la propia bebida", declaró Marylise Lebranchu, secretaria de Estado de Consumo, que aseguró que no se había hallado ningún rastro de raticida. Su colega de Sanidad, Bernard Kouchner, afirmó que "los daños contra la salud nunca pudieron ser relacionados con la absorción de Coca de manera precisa". Kouchner indicó que no se halló ninguna relación entre la muerte in utero de un bebé, ocurrida en el norte del país, y la absorción de Coca-Cola por su madre.
Lebranchu añadió que la fábrica de Dunkerque, la primera planta embotelladora de latas del grupo estadounidense en Europa, podía "continuar con su producción normalmente".
Pérdidas
La sede central de Coca-Cola en Atlanta (EE UU), mientras tanto, dio a conocer ayer sus primeros cálculos sobre la repercusión de la crisis europea en sus negocios. Por disminución de ventas -debidas en parte a las inmovilizaciones de los Gobiernos, y en su mayoría al temor de los consumidores- la compañía asegura que dejó de ganar 60 millones de dólares (unos 9.600 millones de pesetas). Sin embargo, altos cargos de la compañía ya habían asegurado en oportunidades anteriores que la pérdida mayor es muy difícil de cuantificar, ya que afecta a "la imagen social de la marca". Coca Cola es la marca más conocida del mundo y su imagen ha estado tradicionalmente ligada a la limpieza y la calidad. La filial española de la multinacional aseguró ayer que, en la semana y media que duró la crisis, sus ventas "prácticamente" no habían descendido.
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