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RACISMO

La piel no es la diferencia

Los niños de Madrid no son racistas si sólo se les habla de negros, árabes o indios. Sin embargo, con los gitanos muestran cierto rechazo

Amaya Iríbar

Los niños de Madrid no son racistas si sólo se les habla de negros, árabes o indios. Sin embargo, con los gitanos muestran cierto rechazo. Eso al menos se desprende de los más de 250 relatos y dibujos en los que tiene su raíz el estudio Las imágenes del otro en la infancia, elaborado por un equipo de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid y con el que la Fundación Crecer Jugando celebra hoy el Día Internacional del Niño. La base: tres fotografías -una niña gitana, otra iraní y otro negro- música tradicional africana y persa, papel, bolígrafo e imaginación infantil.

"Digo yo que debe pensar igual que nosotros, pero de otras cosas; debe sentir igual que nosotros, pero con otras costumbres y otros pensamientos". Es lo que le viene a la cabeza a Adela, 11 años, al observar una de las fotografías. Y, con esa frase, resume el sentir de la mayoría de sus compañeros, en cuyo vocabulario está casi ausente la palabra raza, explica David Reyero, autor del estudio junto a Gonzalo Jover. De hecho la mayoría de los relatos, escritos por manos de entre 8 y 12 años, pasan por alto las diferencias raciales. Y los que reparan en el color de la piel no le dan la carga del rechazo, sino que constatan un hecho. Así, el niño afroamericano de la fotografía, "es negro, pero no le importa", explica Noemí, de 10 años. Otros, como Mónica, dos años mayor, han incorporado el lenguaje políticamente correcto y hablan de "niño de color".

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Los autores de la investigación creen que esa tolerancia, "impensable hace unos años", viene de la mano del aumento progresivo del número de inmigrantes. En el curso 95/96 había 23.105 niños y jóvenes de más de 100 países estudiando en un centro gestionado por el Ministerio de Educación y Cultura (8 comunidades autónomas, Ceuta y Melilla), un 39% más que el anterior.

Sin embargo, hay un dato preocupante. El único personaje rechazado de forma directa en alguno de los escritos es la muchacha gitana -vestido floreado, pañuelo atado a la cabeza-, precisamente la que con probabilidad más conocen. Si de los textos se desprende que la discriminación tanto del niño negro como de la iraní, tapada por un velo negro que sólo deja ver sus ojos, es algo malo -"se meten con él por su piel", critica Andrés, de 11 años-, para la que puede sufrir la gitanilla "buscan razones", afirma Reyero. Pero esto no cambia la conclusión final: para los niños españoles "todos somos iguales".

El estudio renuncia a la estadística. Pero ésto no impide alcanzar conclusiones. Una de las más obvias es la influencia del entorno en los pequeños. En los papeles pueden leerse estereotipos como que "[el chico americano] se quiere ir a jugar a la NBA" -la liga profesional de baloncesto- o "[la niña gitana] se pasa el día bailando", expresiones que de forma probable habrán heredado, reconoce Reyero. Pero también que "América se cree la salvadora del mundo", "se oyen ruidos de disparos" o "a su madre la matarán si se pone en la cabeza un pañuelo de otro color", influencia directa de las noticias que les llegan.

Estos relatos frescos, inocentes y espontáneos, también dan lugar a algunas conclusiones muy esperanzadoras, como que la futura sociedad española será "más libre, justa y tolerante". O esa visión romántica que los críos tienen de la naturaleza. El trabajo de campo se realizó en Madrid.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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