Quién sabe

En primer lugar, quiero agradecer a Máximo, Forges y El Roto sus aportaciones diarias durante el conflicto de los Balcanes. Sus reflexiones, denuncias y humor inteligente han sido -y son- islas terapéuticas en medio del tempestuoso mar de las noticias del diario. En segundo lugar, me gustaría plantear una serie de cuestiones con respecto a la guerra y a la paz en Yugoslavia. A diferencia de Tony Blair, el gran embajador de la coherencia sin fronteras, que formula preguntas con el orden preestablecido y la respuesta afirmativa incorporada: "¿Estamos seguros de nuestra causa? ¿Hemos agotado todas las opciones diplomáticas? ¿Son las operaciones militares que se pueden llevar a cabo sensatas y prudentes? ¿Estamos preparados para defender una posición a largo plazo? ¿Tenemos intereses nacionales en juego?", mis preguntas son poco tranquilizadoras. Si Milosevic no tenía más salida que capitular, ¿por qué ha tardado 11 semanas en aceptar los términos del acuerdo de paz elaborado por el G-8? ¿Cómo va a construirse una Yugoslavia democrática y multiétnica tras 10 años de guerras? ¿Qué va a pasar con la guerra civil entre yugoslavos y guerrilleros del ELK? ¿Cuándo, cómo y adónde van a volver los refugiados albanokosovares? Si la OTAN ha dejado de ser una organización defensiva y va a pasar a la acción bélica por motivos humanitarios, ¿cuál va a ser su próxima intervención? ¿Proteger los derechos humanos de la minoría serbia en Kosovo? Y si no vuelve a actuar, es decir, si el conflicto de Kosovo ha sido una excepción, ¿cuáles serán las consecuencias de esta crisis? No lo sé, y me preocupa. De todas formas, como dijo Cortázar, lo más seguro es que quién sabe.-