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Conflicto en la lonja de Vilanova entre pescadores y mayoristas

El puerto pesquero de Vilanova i la Geltrú, uno de los tres primeros de Cataluña, vivió ayer una jornada conflictiva por el enfrentamiento entre los armadores del sector de la luz (pescado azul) y los mayoristas. Casi 17 toneladas de sardinas y boquerones capturadas la noche anterior estuvieron a punto de quedarse sin vender en la lonja. Los mayoristas pretenden que en la lonja de Vilanova puedan desembarcar sus capturas barcos pesqueros provenientes de otros puertos, a lo que se oponen los armadores locales porque el aumento de la oferta en la subasta hundiría los precios de la sardina y el boquerón. La llegada al puerto de Vilanova de una treintena de barcas de Barcelona, que siguen los grandes bancos de pesca a lo largo del litoral, aumentó ayer la tensión. Estas barcas desembarcan el pescado fuera de la lonja y lo cargan en camiones frigoríficos, que lo distribuyen por toda España. Como resultado de esta situación, mientras que en la lonja de Vilanova la sardina se cotizaba entre 1.700 y 2.000 pesetas la caja (de unos 10 o 12 kilos) y el boquerón entre 2.500 y 3.000 pesetas, el precio del pescado capturado por las barcas barcelonesas, que no pasa por la lonja, era la mitad. Ayer, a primera hora de la mañana, cuando comenzó la tradicional subasta a la baja, los pescadores vilanoveses comprobaron alarmados que el precio de las sardinas y boquerones frescos caía en picado porque los mayoristas se negaban a comprar. Ante esta situación, la subasta quedó interrumpida y casi 1.500 cajas de pescado estuvieron bloqueadas durante tres horas, hasta que los armadores pudieron vender la mercancía por su cuenta a otros compradores foráneos. Según la normativa, una barca puede vender sus capturas en un puerto que no sea el suyo, pero debe estar autorizado por la Generalitat y tiene que cumplir una serie de requisitos referidos a horarios o redes, condiciones que no siempre se cumplen debido a vacío legal y a poco control. En la actualidad, la sardina que compran los consumidores cuesta unas 400 pesetas el kilo, mientras que el boquerón sale a 600.

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