EEUU teme que se produzca un éxodo de población serbia
Tras haber puesto durante más de dos meses todo su poderío aéreo a favor de la mayoría musulmana de Kosovo, Estados Unidos comenzaba a preocuparse ayer por la posibilidad de que el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) se niegue a ser desarmado y de que la retirada de las fuerzas de Slobodan Milosevic de esa región vaya acompañada de una nueva limpieza étnica, esta vez de serbios.James Rubin, portavoz del departamento de Estado, reiteró que Washington no apoya la independencia de Kosovo por los "muchos riesgos" que conllevaría. Washington seguía atentamente el desarrollo de las conversaciones militares en la frontera de Kosovo, pero insistía en que no había prisas. El "calendario" de la retirada serbia "no es crucial", dijo William Cohen. El secretario de Defensa añadió que lo importante es que esa retirada se produzca. Cohen dijo también que los rusos serán "bienvenidos" en la fuerza de paz, pero bajo mando de la OTAN y sin ocupar una región específica.
Bill Clinton y Al Gore comenzaron a cobrar los dividendos políticos de Kosovo. Una encuesta de CNN-USA Today-Gallup reveló que la popularidad del presidente, que descendió hasta el 53% en las últimas semanas de la campaña, ha vuelto a subir hasta el 60% tras el acuerdo de paz, aprobado por el 61% de los norteamericanos. Los defensores del presidente arreciaban contra los que habían tildado despectivamente la campaña de Kosovo como "la guerra de Clinton" y decían que deberían reconocer "la victoria de Clinton".
Una bendición para Gore
El posible próximo final de la campaña representa para Gore una bendición. El vicepresidente, que temía que Kosovo se convirtiera en una hipoteca durante su campaña para las elecciones presidenciales del 2000, queda ahora asociado al triunfo de la Casa Blanca. Aún más, Gore puede hacer valer que sus excelentes relaciones con Víktor Chernomirdin fueron un factor clave en la solución diplomática del conflicto.El vicepresidente de EEUU y el mediador ruso fueron los primeros, según The New York Times, en pensar que el presidente finlandés, Martti Ahtisaari, podría desempeñar un papel clave frente a Milosevic.
Varios debates enturbiaban, no obstante, la satisfacción de la Casa Blanca por lo que la prensa calificaba de la primera guerra ganada exclusivamente desde el aire. Uno era la posibilidad de que las fuerzas norteamericanas tengan que permanecer en Bosnia y Kosovo durante muchos años. Otro anticipaba un éxodo de la población serbia de Kosovo La limpieza étnica de esa región adoptaría ahora un signo opuesto.
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