Gala, Vicent, Ussía y Torres, los autores que más venden en la Feria
Ante la polvareda que el año pasado provocaron las listas de ventas, este año la 58ª Feria del Libro de Madrid ha encargado a la empresa externa Randon (estudios de opinión, marketing y socioeconómicos) la confección de los 10 libros más vendidos, que, hasta el domingo, son: Las afueras de Dios (Planeta), de Antonio Gala; Son de mar (Alfaguara), de Manuel Vicent; El secuestro de mamá (Ediciones B), de Alfonso Ussía; Mujer en guerra (El País-Aguilar), de Maruja Torres; Los años con Laura Díaz (Alfaguara), de Carlos Fuentes; La señora Berg (Anagrama), de Soledad Puértolas; Azul petróleo (Espasa Calpe), de Boris Izaguirre; El nombre que ahora digo (Espasa-Calpe), de Antonio Soler; Manolito on the road (Alfaguara), de Elvira Lindo, y Caballo de Troya (Planeta Agostini), de Juan José Benítez.Tras la resaca del fin de semana, ayer los feriantes coincidían en que el ambiente era flojo, no sólo porque la asistencia decae durante la semana, sino porque las trombas de agua que han caído los dos últimos días sobre Madrid han disuadido a los visitantes. El único año que no llovió fue en 1979, y todos los años sucede. Pero ayer cundía el desánimo entre los organizadores, que confiaban en que esta vez los hombres del tiempo no se equivoquen. Poderosos hombres que han anunciado que hoy dejará de llover.
Al visitante se le da la oportunidad en esta Feria de hacer casi de todo: además de comprar libros y acudir a los homenajes y coloquios, uno puede ser solidario en el pabellón de la Unesco, que recoge libros para Centroamérica y el Caribe, o acercarse a un puesto en el que por cinco duros se colabora con las ONG. También le pueden robar a uno la cartera, un percance que, según los guardias de seguridad privados contratados por la feria, es el suceso que más atienden; y además, acabar saliendo en alguna de las televisiones que pululan entre las casetas.
Búsqueda del libro
Y para dar un respiro al cuerpo, la Feria ha instalado churrerías, chocolaterías, quioscos de helados y hasta un mesón en donde un bocadillo, envuelto en celofán, cuesta 500 pesetas. No falta una UVI móvil que lleva de todo: medicación para infartos, sedantes, ventilación asistida y diversos aparatos para atender traumatismos. Hasta ayer lo más grave que había ocurrido fue un accidente laboral: un montador resultó quemado cuando instalaba una caseta. Lo más habitual son mareos y deshidrataciones.Una de las horas más fuertes de la mañana es de 10 a 12, en que unos 40.000 niños de colegios (previa petición de cita) campan por los 1,7 kilómetros que ocupa la feria en el Retiro. Y que se apuntan a todo: al pabellón de la ONCE, donde les enseñan a leer en braille y el más avispado se lleva una camiseta; o en otro donde compiten con unos ajedrecistas avezados.
Y si se anda despistado al buscar un libro, el servicio de ISBN, en las casetas 224, 225 y 226, permite encontrar en qué casetas está el objeto de deseo.
Babelia
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