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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El juego de la sospecha

EL FANTASMA que en estos momentos recorre la economía europea es la pérdida de credibilidad en el compromiso de ajuste prespuestario adquirido por algunos países que hoy forman parte de la moneda común. La pretensión del Gobierno italiano de Massimo d"Alema de ampliar el objetivo de déficit público del 2% del PIB hasta el 2,4% ha despertado en los mercados un cúmulo de sospechas, probablemente injustificadas, sobre la solidez de los ajustes fiscales que soportan la firmeza de la moneda europea, el euro. Ésta es una de las razones que explican el desplome de la cotización del euro respecto al dólar, con una depreciación acumulada de aproximadamente el 12% en lo que va de año, y que el viernes alcanzó de nuevo mínimos históricos.La reacción de los mercados está penalizando de manera excesiva el respiro fiscal solicitado por el ministro de Hacienda italiano, Giuliano Amato. La economía de su país está pagando ahora probablemente el enorme esfuerzo realizado en los últimos años para recortar el gasto público y cumplir con el objetivo de déficit exigido para formar parte del euro. Además de este esfuerzo presupuestario interno, Italia es una de las economías -con la alemana- más afectadas por la crisis asiática y sus devastadoras consecuencias sobre el comercio internacional. Con estos precedentes, aumentar en cuatro décimas una previsión de déficit no parece fuera de lugar.

El recelo hacia los compromisos de ajuste fiscal no es el único factor que juega en esta persistente depreciación de la moneda europea. Un elemento que contribuye activamente es el episodio bélico en los Balcanes. Pero, sobre todo, debe recordarse que la pérdida de valor del euro se produce comparativamente por una apreciación fuerte y continuada del dólar, por las expectativas de aumento de los tipos de interés que Greenspan alienta moderadamente con sus enigmáticos movimientos de piloto monetario curtido en mil batallas. Las economías europeas atraviesan por un momento de marcada atonía. El dólar está respaldado por una economía que está en una fase más dinámica.

Uno de los objetos de debate en estas circunstancias es la indiferencia de las autoridades económicas europeas hacia la posición del euro. Su evolución se sigue con atención, pero aparentemente sin inquietud. La razón es sencilla: a la economía europea le beneficia un tipo de cambio débil frente al dólar para impulsar las exportaciones de esos países cuyo nivel de actividad no es el deseado. Pero como en economía no hay operación que no tenga coste, hay que recordar que la desconfianza actual de los mercados sobre la continuidad de los esfuerzos presupuestarios puede abrir de nuevo la vieja división entre países cuya ortodoxia presupuestaria no será jamás puesta en duda y otros, como los mediterráneos, de reputación más dudosa. Y, por expresar una preocupación más local, resulta que la combinación de tipos de interés bajos y tipo de cambio del euro en descenso frente al dólar es precisamente el cóctel más desfavorable para la latente inflación española.

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