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Con el rifle a clase

Unos 8.000 jóvenes de Winconsin llevan sus armas al colegio para aprender a cazar

Unos 8.000 jóvenes estadounidenses llevan, al menos un día al año, sus rifles a las escuelas e institutos de Wisconsin, al norte de Estados Unidos, donde reciben adiestramiento para la caza. Pero ahora, tras la plaga de violencia registrada en institutos de todo el país, algunos directores de los centros de enseñanza de ese Estado quieren poner fin a los cursos de manejo de armas de caza. Las clases, disponibles en 265 institutos de la región, son impartidas por miembros de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, en sus siglas en inglés) y los alumnos -de 12 a 16 años- llevan el material didáctico, las armas, de sus hogares."Hay que encontrar otro lugar para dar clases de caza. No debemos crear confusión entre los estudiantes respecto a las armas de fuego", ha dicho Andrea Utrie, una maestra de un instituto de Wausau, en Wisconsin. El responsable de los centros escolares de Wausau, una pequeña ciudad situada a 100 kilómetros de Milwaukee, canceló hace unos días todos los cursos de caza que se dictaban en los institutos durante la jornada escolar.

Esto no fue suficiente para los profesores, alumnos y padres de familia que viven aterrorizados ante la posibilidad de que se desate una masacre como la de Littleton, en la que dos adolescentes ejecutaron el mes pasado a 12 compañeros y un profesor del instituto Columbine High antes de suicidarse. Utrie y otros maestros quieren abolir todos los cursos de caza, incluso los que se han ofrecido por la tarde -fuera de las horas de clase- durante los últimos 40 años.

La propuesta, como era previsible, no fue bien recibida por los entusiastas de las armas de fuego. "Esto es una reacción desmesurada que surge de una ignorancia total", ha dicho James Fendry, miembro de un grupo que ejerce presión a favor de la legislación tolerante con las armas en Wisconsin, y que tiene vínculos con la NRA.

En todo EEUU, unas 700.000 personas, en su mayoría niños y adolescentes, se gradúan cada año en cursos ofrecidos para aprender a utilizar armas de fuego. En Wisconsin solamente, se dictaron el año pasado 839 cursos de caza, de los cuales 265 fueron impartidos en institutos a adolescentes de 12 a 16 años de edad.

En todos los Estados del país, a excepción de Alaska, las personas interesadas en sacar una licencia para cazar deben obtener antes un certificado que garantice que el candidato satisface los requisitos del curso sobre cómo manejar armas de fuego.

"En realidad no es necesario tener armas para recibir el curso, aunque sería como querer aprender a conducir sin usar un automóvil", dice Dave Knotts, director ejecutivo de la Asociación Internacional para la Enseñanza de Caza. Según Knotts, lo mejor es ponerese manos a la obra y aprender con el material adecudado, es decir, los rifles.

En los institutos estaounidenses se vive una atmósfera de miedo por la ola de violencia escolar que azota a las escuelas, como la masacre de Littleton y el tiroteo de la semana pasada en una escuela a las afueras de Atlanta, Georgia. Hay personas, sin embargo, que, al igual que James Fendry, piensan que lo mejor es enseñarles a los jóvenes cómo usar las armas de fuego de manera apropiada. Y para eso, "el mejor lugar son los institutos, donde se supone que hay un ambiente que conduce al aprendizaje".

Por otra parte, la familia de Isaiah Shoels, uno de los jóvenes muertos en la masacre de Littleton, anunció ayer que ha presentado una demanda contra los padres de los asesinos, Eric Harris y Dylan Klebold, por valor de 250 millones de dólares (unos 40.000 millones pesetas). Shoels fue el único joven de raza negra que murió durante el asalto. Su familia, que ha contratado al abogado Geoffrey Figer -el mismo que defendió a Jack Kervorkian, condenado hace unas semanas por ayudar a morir a un paciente-, acusa a los padres de Harris y Klebold de educar incorrectamente a sus hijos. "Estos chicos no podrían haber desarrollado y ejecutado su violencia sin la negligencia de sus padres", aseguró Figer, que basará su argumentación en la condición, según él, racial que tuvo el asesinato de Shoels.

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