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GUERRA EN YUGOSLAVIA Ofensiva judicial

Larga trayectoria de burlas a la comunidad internacional

La imagen de Slobodan Milosevic ha sufrido un decisivo revés con su inculpación por crímenes de guerra durante el desmembramiento de Yugoslavia al que había contribuido. Durante años, mientras la amenaza pendía sobre su cabeza, se las arregló para convencer a Occidente de que era indispensable para sus intentos de apagar los fuegos de la guerra étnica que él mismo prendió.Las filtraciones ayer sobre su procesamiento por parte del Tribunal Penal Internacional (TPI)para la antigua Yugoslavia y la firma de la orden de busca y captura se interpretaron en Belgrado como una señal de que Occidente ha decidido finalmente que le quiere fuera del poder. Durante 12 turbulentos años, primero como presidente de Serbia y más recientemente como preisdente de la Federación yugoslava, Milosevic ha consolidado su gobierno autoritario a pesar de haber cedido la mayoría de los territorios ancestrales de su pueblo al separarse cuatro de las seis repúblicas de la antigua Yugoslavia.

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Milosevic, procesado por crímenes de guerra

Uno de los mayores retos a su control del poder se produjo este año cuando Belgrado vio amenazado su dominio sobre Kosovo, la cuna del nacionalismo serbio, pero también una provincia con el 90% de población de origen albanés. Milosevic está considerado como el principal responsable de la limpieza étnica de la comunidad albanokosovar. El Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) cifraba ayer por la mañana en 965.975 el número total de refugiados kosovares desde el inicio del conflicto, en marzo de 1998. Según el ACNUR, 170.000 de ellos huyeron de Kosovo antes del pasado 24 de marzo, cuando empezaron los bombardeos de la OTAN.

Milosevic mantiene que la mayoría de los albanokosovares han huido a causa de los ataques aliados. De hecho, fue explotando las tensiones interétnicas en esta provincia de mayoría albanesa como estableció su poder hace más de diez años. Entonces, prometió a los serbios: "Nadie osará golpearos". Cuando Occidente le pidió que dejara entrar fuerzas extranjeras en la provincia para proteger a los albaneses, trazó la línea roja y prefirió los ataque aéreos aliados antes de ser acusado de capitulación.

Incluso mientras las bombas destruían la infraestructura del país y aplastaban a sus fuerzas de seguridad, y los oficiales de la OTAN decían que la campaña era contra él, los aliados de MIlosevic no creían que Occidente fuera tan lejos como para emitir una orden de detención.

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