Una tetrapléjica de EE UU acaba con su vida tras lograr el consentimiento de un juez de Florida
La mujer estaba impedida por los disparos de su madre, que puede ser acusada de asesinato
Una mujer que quedó tetrapléjica por los disparos efectuados por su madre cumplió ayer su deseo de acabar con su vida, ejerciendo el derecho que le había otorgado el martes un juez del estado de Florida (EE UU). La muerte de Georgette Smith, de 42 años, abre el primer caso legal conocido en Estados Unidos en el que una persona, la madre de Smith, puede ser acusada de asesinato sin haberlo perpetrado. Smith murió en el hospital Lucerne Medical Center de Orlando, tras serle desconectado el respirador artificial a las 23.46 horas de España, justo 46 minutos después de que se iniciara el plazo que le había dado el juez Richard F. Conrad.La portavoz del hospital no reveló detalles sobre la persona que había desconectado el respirador. El fallo del juez concedía a Smith "permiso" para morir con la condición de que horas antes de quitarle los tubos que la mantenían con vida testificara ante los fiscales del sumario contra su progenitora, acusada hasta ayer de "intento" de asesinato en primer grado.
Ahora es la vida de su madre, Shirley Egan de 68 años, la que enfrenta un futuro incierto. Smith le comunicó al juez, el martes, desde su lecho en el hospital Lucerne Medical Center, que entendía perfectamente las consecuencias que su deseo de morir acarreaban para su madre, pero recordó que ésta le había robado su derecho a vivir. A continuación balbuceó: "Dios, no me dejes vivir así".
Los fiscales interrogaron a Georgette cerca de una hora y filmaron sus declaraciones, que podrían usar como prueba en el juicio, si es que llegan a formular cargos de asesinato contra la madre. A últimas horas de ayer, los fiscales afirmaron que existía la posibilidad de que así ocurriese.
Además de la tragedia humana, el caso reviste cuestionamientos éticos. El primero: ¿quién iba a desconectar el respirador artificial? Smith sólo podía mover un poco los ojos, la nariz y la lengua, por lo que ella no podía hacerlo. El juez no había designado a nadie para que lo hiciese, al menos en la parte del fallo hecha pública ayer, que establece simplemente: "Este tribunal ha determinado que Georgette Smith tiene plenas facultades para tomar su decisión".
Versión del hospital
La responsabilidad parecía recaer sobre el personal del hospital Lucerne Medical Center. La portavoz de ese hospital, Lisa Schultz, se limitó ayer por la tarde a decir que se había cumplido lo establecido por el tribunal de justicia, aunque no quiso entrar en detalles "por razones de privacidad solicitadas por la familia". La línea de demarcación legal con la eutanasia tampoco está clara. ¿Podrían acusar de asesinato a la persona que ayudó a morir a Smith? Existe el reciente precedente del doctor JackKevorkian, conocido como el doctor muerte, que va a pasar el resto de su vida en la cárcel por haber ayudado a suicidarse a un hombre en plenas facultades.
Egan vivía con su hija divorciada en un apartamento del edificio Rosewood Village de Orlando. La tarde del 8 de marzo, Smith discutía con su novio los detalles del plan para recluir a su madre en un asilo cuando ésta oyó la conversación. Sacó un arma, cuya procedencia aún desconoce la policía, y disparóprimero a su hija en la nuca, destruyéndole la segunda vértebra de la espina dorsal, y luego a su novio, Larry David Viedlock, que resultó ileso.
La autora del los disparos es una mujer frágil de un 1,40 metros de estatura y 43 kilos de peso, ciega de un ojo, que ahora está bajo custodia de las autoridades de prisiones de Orlando. Desde hace meses estaba impedida a consecuencia de un accidente de tráfico. Ayer la permitieron salir de la Carcel de Orage County en su silla de ruedas para ver a su hija, a la que ella dice que le disparó medio en broma. "Sólo quería asustarla", le dijo a un policía.
En el hospital, Egan se encontró con sus dos nietas, Candace y Joeleen Hill, de 22 y 19 años respectivamente, que no se han separado de la cama de su madre y han dicho a la prensa que aceptaban su decisión. Smith pidió primero a los médicos de Lucerne Medical Center que la desconectaran de los tubos que la mantenían artificialmente. Al rechazar su petición les demandó ante los tribunales para que la dejaran morir.
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