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Decoración a la romana

En Iruña de Oca vivían varios miles de personas en el siglo I después de Cristo. El antiguo campamento romando se había convertido en una auténtica ciudad, con sus propios viales urbanos, viviendas, edificios públicos... Eran tiempos de cierta opulencia, aunque de vez en cuando sus acaudalados habitantes no se libraban de ciertas desgracias, como accidentes domésticos. En uno de estos, una casa se incendió a finales de siglo y terminó reducida a escombros. Como era costumbre, las ruinas quedaron selladas, sin limpiar. Sólo se allanó el terreno y se construyó una nueva vivienda por encima, que estuvo habitada hasta el siglo V. Aquel percance familiar se ha convertido en un regalo para el equipo de arqueólogos que desde 1994 trabaja en estel paraje, situado diez kilómetros al oeste de Vitoria. En el interior de la domus han encontrado una habitación cuyas paredes, aunque rotas en mil pedazos, contienen unas pinturas murales de una calidad aún no descubierta en el País Vasco. Tienen una altura de dos metros, y un perímetro de 36 metros cuadrados. La decoración consta de un rodapié de medio metro de altura con un moteado de gotas rojas, amarillas y negras. Encima, el decorador pintó un zócalo de paneles rojos ractangulares horizontales y, en la parte alta, paneles rojos separados por columnas. Ésta era la composición original, aunque un visitante que acuda al lugar ahora mismo sólo podrá encontrar ruinas y adivinar trozos de piedras coloreadas, sin unos tonos bien definidos. Para ver el decorado en unas condiciones óptimas aún queda un arduo trabajo de restauración. De momento, se ha desarrollado una primera fase, en la que un grupo de arqueólogos dirigidos por Eliseo Gil ha documentado todos los restos encontrados. "Recuperar toda la decoración mural de la habitación sería excepcional", recalcó ayer el director de la excavación. "Iruña tiene un potencial enorme para el conocimiento de su vida cotidiana". En la habitación derrumbada se ha hallado también un extenso ajuar, que permite cerciorarse de que los vecinos tenían un elevado nivel de vida. La vajilla de mesa está compuesta por cerámicas de lujo, procedentes del valle del Najerilla y de importaciones del sur de las Galias. También hay recipientes de vidrio, cerámica utilizada para cocinar y utensilios de hueso. "Es como una foto fija de la habitación", indicó Gil. En realidad, los elementos decorativos se identificaron hace cuatro años, pero entonces la prioridad de los trabajos era conocer mejor la antigua ciudad romana (las primeras exploraciones arqueológicas se remontan al siglo pasado). Así que las ruinas de la casa se cubrieron de nuevo, hasta que en la campaña arqueológica del último verano se redescubrieron. Aparte de la restauración de las pinturas murales, aún se requiere un largo trabajo en el yacimiento de Iruña de Oca -uno de los veinte asentamientos romanos más importantes de la península- para que el público lo pueda visitar habilitado como museo al aire libre.

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