Para servir a Volkswagen

Mahoma se va a la montaña. Mahoma son las empresas proveedoras del gigante alemán de la automoción Volkswagen, atraídas por las perspectivas de crecimiento económico que genera la factoría de Landaben (Pamplona), que en julio próximo comenzará a fabricar un nuevo modelo Polo. Y la montaña, el gigantesco polígono industrial de 820.000 metros cuadrados que las instituciones públicas navarras acaban de inaugurar como parque de proveedores del consorcio germano. Una experiencia única de producción integrada. El polígono de Arazuri-Orcoyen, inaugurado por el presidente navarro, Miguel Sanz, el pasado día 7, está destinado a ser el contenedor de cerca de setenta iniciativas industriales, treinta de las cuales, que darán empleo a unas 3.000 personas, abastecerán de piezas y elementos a las cadenas productivas de Volkswagen, que el pasado año consiguieron una producción histórica superando los 310.000 coches. La idea es sencilla y partió de la propia empresa alemana. Su director en Navarra, José Luis Erro, incorporó a los planes expansivos de la marca la filosofía de la dirección germana: agrupar a los proveedores alrededor de la factoría matriz para reducir aún más los tiempos de suministro y facilitar la intercomunicación entre todas. Y así se lo planteó hace dos años al consejero de Industria, Ramón Bultó, antiguo directivo de Seat. Celeridad Dicho y hecho. Las tres primeras empresas proveedoras de la multinacional construyen ya sus naves en el parque de proveedores ubicado detrás de las instalaciones automovilísticas de Landaben. La urbanización del nuevo polígono incluye dos viales de acceso directo a Volkswagen y el cableado de fibra óptica de una red que le unirá informáticamente a todos sus proveedores. La celeridad en materializar un proyecto que responde a toda una filosofía productiva integrada ha sido posible gracias a la gestión de suelo planteada por Nasuinsa, la sociedad pública de gestión de suelo industrial creada en 1998 por el Gobierno navarro. Nasuinsa expropió los terrenos y consiguió así suelo industrial urbanizado a un precio cercano a las 10.000 pesetas el metro cuadrado que puso a disposición de los proveedores, la mitad del que se paga en los parques industriales de Martorell o la Zona Franca de Barcelona, por ejemplo. Nasuinsa invirtió un total de 4.000 millones de pesetas (24 millones de euros) para dar vida al parque de proveedores. La empresa suministradora más avanzada en su ubicación es la francoalemana SAS Automotive Systems, cuya propiedad comparten al 50% la francesa Sommer Allibert y la alemana Siemens. Está dedicada al montaje de la plancha portainstrumentos del resideño del nuevo modelo Polo, el GP 99, que comenzará a fabricarse a mediados de año. SAS ocupa 20.000 metros cuadrados y empleará a 200 trabajadores. Junto a ella, KWD, cuya sede central está en Dresde, levanta ya su primera planta fuera de Alemania que dará empleo a cincuenta profesionales para suministrar al Polo una barra lateral antichoque. Invertirá unos mil millones en 5.000 metros cuadrados de superficie industrial. La empresa MB Navarra, propiedad de la firma catalana Metalbages, se traslada al parque procedente de Beriáin, donde poseía una filial de estampación de piezas de chapa. Incorporará 45 empleados más a los 115 que tenía y aplicará la tecnología llamada hidroforming, consistente en el refuerzo de las carrocerías mediante chorro de agua en los 50.000 metros cuadrados que ocupará, con una inversión superior a los 3.600 millones. No serán las únicas. El parque tiene ya confirmado el próximo asentamiento de otras empresas suministradoras de automoción. Entre ellas, Novel Lanhwerk, de origen alemán, pero propietarios catalanes, que creará cuarenta empleos y suministrará al modelo GP 99 la chapa del salpicadero y otros subconjuntos de chapa, con una inversión inicial de 500 millones en 7.000 metros cuadrados. Además, se instalarán Peguform Ibérica, un fuerte consorcio con 16 plantas en toda Europa, que fabrica rejillas y revestimientos de puertas. Creará 120 empleos en 35.000 metros cuadrados de naves industriales con una inversión de 3.000 millones, y la catalana Doga, que ha solicitado 12.000 metros cuadrados para suministrar al instante las piezas de carrocería y plataforma del modelo Polo que le sean requeridas. Prevé invertir mil millones y crear cien puestos.