El Gobierno estaba dispuesto a poner 300 millones para evitar la suspensión de pagos de Mecapeña
El Gobierno tenía ya previsto su plan de salvamento para Mecánica de la Peña (Mecapeña). Sin embargo, la imposibilidad por parte de sus socios -Kvaerner (55%) y Hi-Tec (45%)- para poner más dinero y hacer frente a los pagos inmediatos, 600 millones de pesetas, ha convertido en papel mojado el proyecto del Departamento de Industria, que incluía un crédito participativo, que computa como fondos propios de la sociedad, de 300 millones de pesetas y un aval para una línea de crédito de 1.000 millones. Ahora Mecapeña deberá empezar de nuevo.
La idea del Gobierno era y es buscar una solución para el sector de bienes de equipo vasco. Dentro de esta filosofía había planteado un paquete de ayudas que querían esencialmente hacer viable a la compañía hasta el día en que ésta se pudiera integrar, en un proyecto conjunto, con el otro gran fabricante de bienes de equipo vasco, Babcock & Wilcox (B&W). El Departamento de Industria, en negociaciones directas con los responsables de Mecánica de la Peña, había llegado a un acuerdo para inyectar dinero en la empresa, siempre y cuando se evitara la suspensión de pagos. El primer pago llegaría a través de un crédito participativo de 300 millones de pesetas de la Oficina de Inversiones Estratégicas. Esta cantidad se computaría directamente como fondos propios de la sociedad. Aunque la aportación no da derecho a un puesto en el consejo de administración de la sociedad, el acuerdo incluía que un representante del Gobierno estuviera presente en el órgano de la empresa para hacer un seguimiento del proceso de reestructuración. Mejorar la tesorería El Gobierno, a su vez, tenía previsto avalar ante una entidad financiera un crédito de 1.000 millones de pesetas con el objeto de cubrir las necesidades de tesorería de la firma. Dentro de este espíritu de colaboración, las entidades financieras estaban dispuestas, si Mecapeña se hacía cargo de los 600 millones de pesetas en letras de cambio en periodo de vencimiento, a refinanciar los 4.000 millones de pesetas de deuda a corto plazo y a abrir otra nueva línea de crédito por otros tantos. Todas estas medidas, que buscaban la reestructuración del sector, se quedan el aire por las suspensión de pagos. En todo caso, el Gobierno vasco sigue apostando por una solución global para el sector de bienes de equipo vasco, al que queda condicionado el futuro de Mecánica de la Peña. La integración entre Mecapeña y la empresa pública B&W pasa por la adjudicación de ésta a la estadounidense McDermott, dentro del proceso de privatización que tiene abierto la Sepi (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y porque, acto seguido, la multinacional ejerza su opción de compra sobre la participación de Kvaerner en Mecapeña. Medida de defensa Por otro lado, la suspensión de pagos, que se presentó el pasado sábado con un pasivo exigible de 24.600 millones de pesetas para Mecánica de la Peña, SA y su filial al 100% Mecánica de la Peña Equipos, SL, está a la espera de que el juez decida o no su aceptación. La suspensión de pagos es una medida de defensa de la sociedad frente a sus acreedores que se establece cuando, aun siendo los activos superiores al pasivo, no se puede hacer frente a los pagos corrientes. Si el juez autoriza la suspensión de pagos, el consejo de Mecapeña deberá negociar con los acreedores un convenio para resolver las condiciones de pago.El fabricante vasco de bienes de equipo aspira a que en la negociación pueda ponerse sobre la mesa la solución que tanto desde la empresa como desde el Gobierno se viene preconizando: la integración con Babcock & Wilcox.
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