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Un jurado popular británico absuelve a un médico que ayudó a morir a un paciente

El Reino Unido advierte de que no modificará las leyes que prohíben la eutanasia

Isabel Ferrer

El caso de David Moor, un médico británico de cabecera que el martes fue absuelto por un jurado popular del delito de asesinato de George Liddell, un anciano moribundo al que suministró una dosis letal de morfina, no modificará las leyes que prohíben la eutanasia en el Reino Unido. Así lo hizo saber ayer la Asociación Médica Nacional, después de dar por buena la explicación de su colega enjuiciado. Moor sostiene que no quiso matar a su paciente, "sino aliviar su dolor". El suceso ha reavivado la polémica sobre el tratamiento que deben recibir los enfermos terminales.

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La sentencia choca frontalmente con la dictada recientemente en EE UU contra el doctor Jack Kevorkian, de 70 años, condenado a un mínimo de 10 años y a un máximo 20 por ayudar a morir a un enfermo.Además de sentar un precedente legal, el proceso de Moor ha transformado el nuevo código deontológico de la propia Asociación médica en uno de los documentos más esperados. Su aparición está prevista para julio, y tratará de despejar las dudas de los médicos que deseen ayudar, sin chocar con la Justicia, a enfermos desahuciados y con grandes dolores.

Moor tenía una consulta en Newcastle, al norte de Inglaterra, y reconoció en su día haber administrado poderosos calmantes a unos 300 pacientes, todo ellos en fase terminal. Al oírle, la Fiscalía del Estado decidió investigar las circunstancias del fallecimiento del último, George Liddell, de 85 años, que había sido operado de cáncer de colon pero padecía una metástasis generalizada. El médico acabó admitiendo que le había dado también una dosis letal de un derivado de la morfina, y fue acusado de asesinato. "No fui a matarle. No podía resistir el dolor y me dispuse a aliviarle", dijo el médico durante el juicio, que se prolongó 18 días.

Doreen Ryan, hija del fallecido, que padece asimismo un cáncer, salió en defensa del médico asegurando que no se trata de un delincuente. "Es un profesional compasivo que le devolvió la dignidad a mi padre al final de su vida". "Para nosotros no existen matices. Adelantar la muerte de alguien constituye un asesinato", dijo al detener al médico Colin Dobson, el comisario de policía encargado de las pesquisas.

Paradójicamente, fue el propio Moor quien alertó al ministerio fiscal con unas declaraciones en defensa de otro médico, Michael Irwin. Éste, presidente de la Sociedad para la Eutanasia Voluntaria, aseguró en 1997 que había ayudado a morir a 50 pacientes. Moor afirmó ante la prensa que él había hecho lo propio centenares de veces.

Para el jurado que le ha absuelto, su actuación no merece cárcel. En una hora, sus miembros convinieron que el médico no tenía intención de matar, sino de paliar el dolor. El juez no dejó en libertad a Moor sin más. Le ordenó que abonara la mitad de las costas de un juicio "forzado por él mismo al airear, de forma estúpida, los detalles de su práctica médica".

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