El Gobierno suprime los controles previos sobre las inversiones españolas en el exterior

Las inversiones españolas en el exterior y las extranjeras en España han quedado prácticamente liberalizadas tras la aprobación por el Gobierno de un real decreto-ley que suprime los controles previos, salvo cuando se trate de paraísos fiscales. La inversión española en el exterior casi se ha triplicado desde 1996, sin que desde el punto de vista fiscal existan mecanismos suficientes para controlar la deslocalización de capitales o el blanqueo de dinero, según denuncia la asociación de inspectores de Hacienda Apife en un documento entregado al secretario de Estado, Juan Costa.

El real decreto, publicado en el BOE el pasado 4 de mayo, supone levantar todas las barreras actuales tanto para la inversión española en el exterior como para la extranjera en España. El control se reduce a una comunicación posterior con fines estadísticos, salvo que la inversión tenga como origen o destino un paraíso fiscal y cuando se trate de una inversión extranjera en el sector de defensa español.Hasta ahora, algunos de estos movimientos estaban sometidos a un régimen de verificación previa o de autorización. En el primer caso estaban las inversiones españolas directas o en inmuebles de más de 250 millones de pesetas, las destinadas a paraísos fiscales y todas las de cartera.

En cuanto a las inversiones extranjeras en España, se requería también verificación previa en el caso de inversiones directas superiores a los 500 millones de pesetas, la misma cantidad para adquisiciones de inmuebles, cuando supusiera la toma del 50% o más del capital de la sociedad española, o las procedentes de paraísos fiscales. Las inversiones de cartera eran ya libres.

El régimen de autorización previa por parte del Consejo de Ministros era requerido para las inversiones extranjeras en España con destino a los sectores de juego, televisión, radio, transporte aéreo y defensa.

Salvo lo relativo a paraísos fiscales y defensa, todo lo demás queda liberalizado, de forma que únicamente habrá que comunicar al Ministerio de Economía la operación después de realizada. En cuanto a los paraísos fiscales se establece también una excepción, que son las inversiones en valores negociables y en fondos de inversión y aquellas que no supongan una toma de participación en la sociedad adquirida superior al 50% de entrada o del 10% de salida.

Según explica el director general del Tesoro, Jaime Caruana, la liberalización de las inversiones supone la plena adaptación a lo establecido en el Tratado de Maastricht sobre libertad de movimientos de capitales. Desde Bruselas, explica, "ya se nos había avisado en dos ocasiones de que debíamos llevar a cabo la liberalización de las inversiones".

Aun con las trabas anteriores, la economía española se ha metido de lleno en lo que se denomina globalización. Según datos del Banco de España (balanza de pagos), la inversión española en el exterior casi se ha triplicado desde 1996, hasta alcanzar los 66.671 millones de euros en 1998, una cifra muy similar a la de las inversiones extranjeras en España (65.681 millones de euros).

El auge de la inversión exterior se corresponde con el periodo de bonanza económica y con el auge de los fondos de inversión, que han canalizado buena parte de las salidas de capitales españoles. Y será todavía más amplio con la plena adopción del euro.

Desde la asociación que agrupa a los inspectores de Hacienda, Apife, se señala que todo ello exige un mayor esfuerzo por parte de la Agencia Tributaria para perseguir los fenómenos de deslocalización y blanqueo de capitales con fines de elusión fiscal.

En un documento no hecho público, aunque entregado al secretario de Estado de Hacienda, Juan Costa, Apife señala que "podríamos estar en presencia de la deslocalización de un tipo de rentas", las del capital, con fines de elusión fiscal. Por ello, insta a la Agencia Tributaria a valorar si sus fuentes de información actuales, que provienen del Banco de España, son suficientes, y subraya la necesidad de "hacer un mayor esfuerzo" organizativo.