Los autores del I Congreso de Nuevos Narradores rechazan clasificaciones
La generación de 1999 se despide con el deseo de encontrarse en el 2000
Los más de treinta jóvenes autores latinoamericanos que han participado en el I Congreso de Nuevos Narradores Hispanos almorzaron ayer juntos y se hicieron la foto de familia. Íñigo Rodríguez de Haro, de la Casa de América, donde se ha celebrado el encuentro, los bautizó como la generación de 1999. "Dentro de unos años, cuando seáis famosos, se os recordará por esta foto", les dijo. "Sé que hay una queja: poca droga, poco alcohol y poco rock and roll".
Para remediarlo, anoche se fueron todos, españoles y latinos, de juerga. Se despidieron con un deseo unánime: "Nos vemos en el 2000". Las mesas redondas han sido irregulares, unas más interesantes y otras más desorganizadas; los debates en los pasillos, apasionados. Como señaló José Huerta, de Lengua de Trapo, editorial impulsora del congreso, "ha habido intercambio de ideas, han empezado a conocerse, a leerse los unos a los otros, se han intercambiado direcciones y libros".Quizá por eso, buena parte de las charlas del último día se centraron en cómo organizarse con vistas al futuro. Lengua de Trapo y la Casa de América han demostrado formar un buen tándem, dispuesto a encabezar nuevas iniciativas. Ya hay varias propuestas: convocar un segundo congreso en el año 2000 en una capital latinoamericana, se habló incluso de Santa Fe de Bogotá, haciéndolo coincidir con la Feria del Libro. Existen otros proyectos, como crear el primer Premio Casa de América para primeras novelas hispanoamericanas, crear una revista y establecer un centro de información e intercambio en las redes.
El congreso abordó ayer un tema peliagudo: ¿cuáles son las nuevas tendencias de la narrativa en español?: "Definir lo indefinible", apuntó Eduardo Becerra, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y autor de la selección y prólogos de Líneas aéreas (Lengua de Trapo), antología que reúne relatos de 70 autores latinoamericanos nacidos a partir de 1960. Casi todo el mundo estuvo de acuerdo en que no hay tendencias, hay una gran variedad. "En este fin de siglo da la sensación de que todos los estilos han sido recorridos y hay un cierto desconcierto. No se trata de un despiste generacional. Creo que hay que aprovechar este despliegue de temas para adecuar lo que se quiere contar a la forma de contarlo".
Daniel Mella (Montevideo, 1976) afirmó que antes había más homogeneidad de estilos y temas, "pero era la de cuatro o cinco nombres muy famosos y conocidos". "Si hay algo que nos distingue a nosotros es la variedad", añadió el escritor uruguayo.
Se ha hablado mucho en este congreso de si los miembros de esta nueva generación son o no los nietos del boom de hace más de 30 años. Ellos lo niegan, pero tampoco quieren ser parricidas. La española Juana Salabert se mostró rotunda: "Para matar al padre primero hay que haber sido seducido por él. Yo he aprendido mucho de los autores del boom, de sus técnicas, de su imaginación y de su coraje. La literatura es pasión y tiene que ser valiente". El chileno Alberto Fuguet fue de la misma opinión: "No me siento parricida", dijo, y explicó que ante autores tan importantes no se atrevía a escribir. "Hasta que me di cuenta de que nadie había escrito mi mundo".
Variedad
El argentino Rodrigo Fresán señaló que no tiene nada claro si pertenece o no a una tendencia. "Los escritores quieren que lo tengamos todo claro, y no es así. Mi tendencia es contar una buena historia de la mejor manera posible". Con él coincidió Nicolás Casariego. "Tengo la sensación de que hay una gran variedad, y nosotros no somos quienes para etiquetarnos. No sabemos exactamente adónde vamos. Yo lo que quiero es contar desde mi punto de vista, e intento hacerlo de una manera no uniforme". La mexicana Eva Bodenstedt señaló que empezó a escribir porque no podía comunicarse muy bien con las palabras habladas. Habló de una serie de temas para intentar explicar esta generación: "Queremos confirmar nuestra existencia. Gritamos, aunque sea con gritos ahogados, para que nos escuchen". "Fracaso familiar, fracaso de las naciones, el triunfo del capitalismo" son algunas de las cosas que les han marcado.
Babelia
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