El Betis sigue aprendiendo a tortas
El Mallorca golea y enseña lo que es jugar como un equipo conjuntado
Milagros los justos, y en el Villamarín ya hubo uno cuando a los jugadores, de repente, les dio por golear al Oviedo. Ayer, vuelta al esperpento y nuevo visitante que da una lección insultantemente magistral. El buen fútbol surge de la justa amalgama entre la masa gorda del juego colectivo, conjuntado, trabajado y generoso, y la esencia de las individualidades. Ayer en el Villamarín se vio una buena muestra de trabajo colectivo, un master de conjunto (la del Mallorca, por supuesto). Y una muestra de once tipos que están en el campo y que cuando dejan de defender ya no se saben más reglas del juego (el Betis, también por supuesto).Curiosamente, a Javier Clemente se lo trajeron a Sevilla para que hiciera bloque alrededor de las estrellas. Pero el técnico de Barakaldo no lo ha llegado a conseguir nunca. Y menos ahora, que se siente como un regente despechado, como un general que le está calentando el trono a otro que desprecia (aunque sólo sea por enviarle al paro) y le da absolutamente igual que le estén destrozando el flanco a su caballería. No realizó una sola variación táctica cuando las cosas iban fatal y ya perdían por un gol, siguió con cinco defensas y con el trote agrícola del defensa central rumano Filipescu como único encargado de subirla. Pero Filipescu es un buen central, incluso puede ser bueno como acompañante del que piensa en el centro del campo, pero encargárselo todo a él, es un dislate, aparte de injusto para un jugador honesto.
BETIS 1
MALLORCA 3Betis: Valerio; Jaime (Cañas, m. 53), Merino (Ito, m. 67), Ureña, Olías, Luis Fernández; Gálvez (Márquez, m.66), Filipescu, Fernando, Denilson, Oli. Mallorca: Roa; Lauren, Olaizola, Marcelino, Miquel Soler; Chichi Soler, Ibagaza (Carreras, m. 79), Engonga, Stankovic (Chupa López, m. 88); Dani y Biagini (Paunovic, m. 67). Goles: 0-1. M. 13. Stankovic fusila sin ángulo tras varios rechaces en el área. 1-1. M. 50. Oli de cabeza. 1-2. M. 66. Ibagaza, desde fuera del área. 1-3. M. 74. Paunovic de cabeza, solo frente a Valerio. Árbitro: Rodríguez Santiago. Amonestó con tarjeta amarilla a Lauren, Oli, Engonga, Miquel Soler, Fernando, Marcelino y Ureña. Unos 35.000 espectadores en el estadio Benito Villamarín. Se guardó un minuto de silencio por la muerte del masajista Vicente Montiel.
Denilson, el jugador pagano que casi siempre acaba sustituido cuando juega fuera de casa, se dio cuenta que aquello no carburaba y decidió hacer la guerra por su cuenta. Regates de fantasía, algunos increíbles, (le ovacionaron hasta en el descanso) sudor a raudales, bajadas al centro del campo a por el balón..., pero eso tampoco es. Especialmente cuando la disciplina mallorquinista le llevaba a emboscadas de hasta cuatro defensas. A medida que se acerca el destierro de Clemente, crece la estrella de Denilson. Pura lógica.
El Mallorca enseñó en la primera mitad lo que es colocarse. Las líneas avanzan con tanto orden que cuando la llevan parece que la pelota va dentro de una caja con las paredes hechas con sus jugadores y de la que es imposible que se salga. A los rápidos ataques, fundamentalmente por la banda izquierda, se sumaban hasta cinco jugadores. En defensa, bajaban todos. Justo lo contrario a la anarquía bética.
Hubo un momento en el que el Mallorca se durmió y los béticos, con el escudo en la boca, empataron. Al tran tran (más humillante aún, para una afición que animaba a su equipo y pedía la cabeza de Clemente con la garganta rota), el Mallorca metió dos goles más y se llevó el partido. Ayer, un equipo le robó la cartera a una banda. Nunca se podrá decir que el Mallorca juega excesivamente bonito, pero, caramba, que bien les sale.
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