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El fotógrafo que viajaba en diligencia

Dos exposiciones descubren la Andalucía inédita del siglo XIX en el Palacio de la Diputación gaditana

Una caricatura de la época le representa con perilla, ojos huidizos y pómulos marcados. Al pie de la imagen, una inscripción publicitaria promete: Sin retoque. En 2 3/4 de segundo. Es la única imagen que se conserva de Jean Laurent, quizá el primer fotógrafo que plasmó en un reportaje completo todas las caras de Andalucía. A ese empeño se deben ahora las dos exposiciones que el pasado viernes se inauguraron en el Palacio de la Diputación gaditana. Una de ellas dedicada a aquella visión regional, la otra reuniendo las instantáneas más antiguas que se conservan de la provincia de Cádiz. A raíz de su trabajo sobre la historia general del siglo XIX, el comisario de ambas muestras, Rafael Garófano, acudió al archivo Ruiz Vernacci, dependiente del Ministerio de Cultura, con el fin de consultar algunos de los 4.000 negativos que albergan dichos fondos. "Pensé que sería interesante exponer una selección de imágenes andaluzas y elaborar sobre él un estudio monográfico", comenta. "El criterio que propuse, dentro de las muchas posibilidades que había y dada la enorme cantidad de material, fue el de la Andalucía más urbana, que permitiera ver la moderna configuración de las ciudades, la diferenciación de calles y aceras, el nacimiento de la pavimentación y la luz de gas". Interesado por este proyecto, el presidente de la Diputación, Rafael Román, apostó por hacer otra selección, más general, dedicada a la provincia de Cádiz, fruto de la cual es la muestra Imágenes para la historia, algunas de cuyas fotos fueron reproducidas por EL PAÍS en un cuaderno monográfico denominado La Andalucía de Laurent, regalado en marzo de 1998. Nacido en Garchizy (Francia), Jean Laurent abrió su primer gabinete fotográfico en Madrid, en un tiempo en el que no existía la fototipia ni ningún otro sistema fotomecánico. Unos años después de la edición de su primer catálogo, recibió el encargo del Gobierno español de reflejar en un reportaje una imagen moderna, europea, del país, con objeto de mostrarla en la exposición de París de 1867. "Hay entonces dos perspectivas muy distintas en el arte de Laurent, pero complementarias", explica Garófano. "No podemos olvidar que se trata de una empresa, a la que por un lado le piden que fotografíe caminos de hierro y nuevos viaductos, pero por otro lado, como industrial, necesita vender la otra España, la diferente al resto de Europa, la popular". Arrieros y gitanos Ello explica el hecho de que, junto a escenas de atmósfera más cosmopolita, la mirada de Laurent y Cía. se desvíe hacia tipos de gran raigambre, retratando arrieros, gitanos de Granada o las célebres cobijás de Vejer. "Laurent era un empresario, y como tal tenía en la cabeza el gusto europeo de su clientela", añade Garófano. Un equipo de ocho especialistas, uno para cada provincia andaluza, ha analizado en el catálogo publicado al efecto el interés histórico de esta tarea, sin olvidar la aportación de otros dos expertos, que se han encargado de comentar los apéndices dedicados a obras públicas y escenas populares. El resultado de este esfuerzo conjunto es una recomposición de aquella región que Jean Laurent descubrió viajando en tren o en diligencia, cámara en ristre, imbuido de cierto espíritu de viajero romántico. Las dos exposiciones seguirán abiertas al público a lo largo de mayo. Luego, mientras la colección Imágenes para la historia gire por diversas localidades de la provincia de Cádiz, La Andalucía del siglo XIX iniciará un periplo por diversas capitales de esta comunidad, que concluirá en Madrid a principios del año que viene.

Retratar la historia

De todo hace ya 100 años, y en algunos casos más, pero quedan las imágenes. Aunque el escritor cubano Cabrera Infante asegure que todos los fotógrafos mienten cuando hablan, el fruto de su trabajo -el papel revelado- es un testigo tan fiable como obstinado. Es por ello que la colección La Andalucía del siglo XIX en las fotografías de Laurent y Cía. se antoja de un precioso valor documental, tanto para historiadores como para urbanistas. Una parte significativa de la vida de Andalucía ha quedado reflejada en esta colección. La nitidez de estos trabajos, sumada a sus grandes dimensiones, pone a disposición del estudioso una serie de datos difícilmente asequibles, que pueden aplicarse a ámbitos tan dispares como la restauración arquitectónica o la sociología. "Con un cuentahilos", asegura el comisario de ambas muestras, Rafael Garófano, "en algunos casos casi pueden verse edificio por edificio, manzana por manzana, las ciudades andaluzas de la época".

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