Las empresas pierden denominación de origen
La compra del hipermercado Ecovol por Continente es la última apuesta de las multinacionales por Andalucía
Se había atrincherado durante años en la barricada de la resistencia contumaz, pero cuando le llegó el momento, Valentín Álvarez Vigil olvidó su militante rechazo a la entrada de multinacionales en el sector de la distribución y vendió su empresa familiar a Continente, el gigante francés del sector de la distribución. El dueño de Ecovol, el último gran hipermercado de Sevilla de capital andaluz, anunciaba el pasado martes sus razones (edad avanzada y ausencia de herederos) para lo que hace unos años habría considerado una derrota. "Tengo una sensación agridulce", comenta el consejero de Industria, Guillermo Gutiérrez. "Dulce porque Continente ha garantizado los puestos de trabajo [250] y las condiciones de los empleados y agrio porque volvemos a perder capacidad para tomar decisiones", matiza el consejero quien considera que la compra de empresas andaluzas "es un proceso imparable". Gutiérrez, sin embargo, es partidario de intentar poner puertas al campo de la libre competencia. Y explica sus razones: "Andalucía aún tiene que aumentar su desarrollo social y necesita empresas que se comprometan con la región", aclara. Tras expresiones como "desarrollo social" se esconde la principal falla de la economía andaluza: el desempleo. Y la adquisición de firmas de la región por grandes compañías suele traer aparejada otro eufemismo, "flexibilidad laboral". Gutiérrez se muestra satisfecho de cómo la "presión política" influyó en la absorción de la primera empresa regional, Sevillana de Electricidad (36.394 millones de beneficios en 1998) por el grupo nacional Endesa. Sevillana sigue manteniendo cierta autonomía, va a ser la cabecera del grupo para energías renovables, canalizará una fuerte inversión y mantendrá la mejora de la red eléctrica. Pero las presiones políticas no evitaron el recorte de 1.800 puestos de trabajo en la plantilla. La venta de Cruzcampo a Guinnes, la división cervecera del grupo británico Diageo, por 98.000 millones ha sido la otra gran venta de una empresa andaluza en esta década. Y ahora que Guinnes anuncia su intención de desprenderse de la antigua firma sevillana, el saldo para el empleo es también negativo: en 1991 trabajaban 4.000 personas en las cuatro fábricas de la empresa, hoy son 2.100. Los sindicatos, ahora temen que los próximos propietarios reactiven el ajuste laboral. Los puestos de trabajo han centrado también otras operaciones más recientes como la de Cárnicas Molina o la cervecera Sureña. La principal cárnica de la región dejará muy pronto de tener capital jiennense para depender del grupo burgalés Campofrío. En el caso de la Compañía Andaluza de Cervezas, fabricante de la marca Sureña, lo que falta es un inversor que se haga cargo de la firma tras la desbandada del grupo colombiano Bavaria, que en 1992 adquirió la planta cordobesa a El Águila (de la compañía holandesa Heineken). Los dueños, el pasado 9 de abril alegaron pérdidas acumuladas de 9.500 millones para anunciar su intención de cerrar la planta y dejar en la calle a 168 trabajadores. Ahora administraciones y sindicatos buscan un nuevo propietario. El grupo Hipersol es el ejemplo más significativo del trasvase de capital empresarial de origen gaditano a corporaciones ajenas a la provincia. Un grupo de cuatro empresas, -Vista sociedad de riesgo (Banco Santander), Charter House, Nat West e Iberfomento- participaron en una ampliación de capital de Hipersol, por 1.350 millones de pesetas, que hasta entonces estaba en manos gaditanas. La cadena de hipermercados pertenece desde septiembre de 1994 a Vista y Charter, que mantienen el domicilio social en Chiclana y algunas marcas comerciales, a la vez que han introducido otras referencias con Hiper Dino o Superdiplo. La granadina Puleva también tuvo que recurrir al dinero multinacional para sobrevivir. Tras la presidencia de Rafael Pérez-Pire, en los años 80, la lechera acumulaba deudas por más de 25.000 millones. Para hacer frente a sus 3.000 acreedores, tuvo que malvender sus activos. Laboratorios Abbot (EE UU), compró la planta de nutrición infantil por casi 15.000 millones de pesetas. Con este balón de oxígeno la empresa pudo negarse a otras ofertas para adquirir el negocio lácteo y en unos años ha protagonizado un pequeño milagro económico, como atestigua su reciente adquisición de la principal cooperativa gallega de producción de leche.
Este reportaje ha sido elaborado con información de A. Bolaños, F. J. Titos, A. Hernández-Rodicio, A. Fernández y C. del Arco.
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