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ONCOLOGÍA

Nuevas dianas terapéuticas

Milagros Pérez Oliva

La biología molecular ha cobrado un papel decisivo desde que la aparición de la técnica PCR (reacción en cadena de la polimerasa) se ha generalizado. Esta técnica ha permitido identificar y caracterizar procesos biológicos básicos y obtener luego marcadores que permiten determinar la posible evolución del tumor. Pero, como indica Xavier Bosch, jefe de Epidemiología del Cáncer del Instituto Catalán de Oncología, las posibilidades de medición van más rápidas que las de encontrar mecanismos que actúen sobre esos procesos".

Con todo, en los últimos años se han han desarrollado nuevas dianas terapéuticas, que abren la posibilidad de intervenir de forma específica sobre la célula tumoral. Entre ellas destacan dos: el proceso de angiogénesis, que permite al tumor crear nuevos vasos sanguíneos y crecer, y la telomerasa. Especialmente interesante es la primera porque, como demostró en Sitges el profesor Josua Fidler, de Houston, ya existen en el mercado fármacos que podrían interferir en el mecanismo de vacularización.

El tumor tiene capacidad para crecer por sí mismo hasta un tamaño de uno o dos milímetros, pero, para seguir creciendo, necesita aportación de oxígeno y sólo conseguirá oxígeno si se forman nuevos vasos sanguíneos. En este caso, no es el tumor, sino el tejido sano el que crea células endoteliales que permiten vascularizar el tumor.

Interferón

Se han identificado ya algunos de las proteínas necesarias para la formación de los vasos y otras que impiden la angiogénesis. Entre estas últimas destacan la angiostatina y la endostatina, en las que se investiga desde hace ya ocho años. El problema de estas dos proteínas es que, pese a todos los esfuerzos, no se ha encontrado la forma de producirlas por biotecnología en cantidad suficiente para su aplicación terapéutica. Por eso despertó tanto interés en el congreso la investigación de Josua Fidler con interferón alfa, que ya se usa como tratamiento en la hepatitis y otras patologías y que tiene un efecto inhibidor de la angiogénesis. Se ha observado que en determinados tumores no hay o está alterado el proceso de producción natural de interferón. Los primeros ensayos con esta sustancia fueron decepcionantes porque la administración de dosis altas no logró frenar la vascularización. Pero el interferón tiene una vida útil muy corta y Fidler ha comprobado que si se administra en dosis muy pequeñas pero continuadas -dos veces al día-, sí que se logra inhibir la angiogénesis.

La otra diana es la telomerasa, también denominada enzima de la inmortalidad. Se trata de una sustancia que permite a las células germinales crecer hasta alcanzar todo su desarrollo. Pero la telomerasa se expresa de forma patológica en 7 de cada 10 tumores, facilitando la proliferación indefinida de las células. Los investigadores buscan ahora la forma de bloquear la acción de la telomerasa en los tumores.

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