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El "todoterreno" del abuelito

Un lujoso Mercedes de nueve millones adquirido por un nonagenario o un potente todoterreno recién comprado por un jubilado residente en el Hospital Psiquiátrico de Pamplona. Son sólo dos ejemplos, entre los más llamativos, del fraude descubierto por la Hacienda Foral de Navarra, en virtud del cual muchos ciudadanos han conseguido eludir el impuesto de matriculación poniendo a nombre de personas que padecen minusvalías físicas los vehículos que conducen ellos en realidad. De momento ya se han presentado cuatro denuncias firmes, pero la Policía Foral prosigue el análisis de los expedientes de los 3.506 navarros con minusvalías acreditadas que han comprado coche desde 1995. La bolsa de este fraude supera los 400 millones de pesetas. La alarma se encendió, según reconoció ayer Tomás Mendivil, jefe de la sección de Impuestos Especiales del Departamento de Hacienda, cuando se comprobó que en 1997 la demanda de exención del impuesto por minusvalías creció un 14,3% y un 16,37% en 1998, sin que el número real de personas afectadas y necesitadas de transporte hubiera sufrido en Navarra un aumento similar. Comenzó la investigación y se comprobó la picaresca. En realidad eran otras personas, en su mayor parte parientes, quienes empleaban los vehículos adquiridos a nombre de los minusválidos. Habían eludido el pago del impuesto, que supone entre el 7% y el 12% del total del coste del vehículo según cilindradas, y lo usaban como un transporte habitual, cuando la vigente legislación exige el "uso exclusivo" del mismo por el minusválido titular, o lo que es lo mismo, que el dueño esté siempre en el coche en cualquier desplazamiento. Los autores del fraude no repararon en la excentricidad que cometían. No es habitual que una persona de más de 90 años se compre un Mercedes de casi diez millones o que un anciano jubilado que reside habitualmente en un psiquiátrico decida de repente adquirir un magnífico todoterreno para hacer excursiones al campo. Se trata de los "casos más flagrantes", en palabras de Mendivil, los primeros por los que la Policía Foral comenzó a investigar. Pero hay otros más usuales con el mismo nivel de fraude. Antes, la ley era más exigente. El minusválido debía acreditar la posesión del carné de conducir y el coche tenía que estar adaptado. Ahora no. En Navarra, la legislación foral de impuestos especiales pide a la persona que solicita la exención del impuesto tener acreditada una minusvalía superior al 33% y no haber matriculado otro vehículo en los cuatro años anteriores. Con eso y la documentación del coche, la tramitación es automática. Pasado ese tiempo, el titular puede traspasar el coche a cualquier persona y comprar uno nuevo. La policía ha comprobado que los defraudadores son muy impacientes. Lo más chocante es que las denuncias deben ir dirigidas contra el titular del vehículo. Así que, o el minusválido y el nonagenario comienzan a usar sus flamantes carros, o las familias tendrán que devolver bastante dinero por pasarse de listillos.

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