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GUERRA EN YUGOSLAVIA Situación política en Belgrado

Clinton descarta todo diálogo con Milosevic y se prepara para combatir hasta el verano

Bill Clinton y los principales miembros de su Gobierno emplearon ayer las palabras y el tono más enérgicos de su arsenal para atajar cualquier iniciativa diplomática en Kosovo que no suponga la plena aceptación por parte de Slobodan Milosevic de las exigencias iniciales de la OTAN. Como respuesta a las propuestas alemana y europea y las ofertas de mediación de Kofi Annan y Rusia, Washington habló de envío de más aviones, intensificación de los bombardeos y prolongación de la guerra hasta el verano. La campaña, dijo Clinton, "será tan larga como sea necesario".

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Clinton aseguró anoche que, "desde los conservadores de España a los socialistas de Francia, pasando por los verdes de Alemania", toda la OTAN está detrás de EEUU. "La OTAN", dijo, "está más unida ahora que cuando empezaron las operaciones". Si Milosevic no cede, insistió, los bombardeos "continuarán hasta destruir todo lo que podamos su capacidad militar". "Esto no va a ser rápido, fácil y limpio", había dicho horas antes William Cohen, secretario de Defensa. Cohen y Madeleine Albright, la secretaria de Estado, comparecieron ante el Congreso para proclamar que EE UU piensa ganar esta guerra, pese a las dudas existentes dentro y fuera de la superpotencia sobre sus métodos y objetivos. Aunque criticaron el exceso de optimismo con el que Albright empujó a la batalla, la mayoría de los congresistas de ambas partidos animaron al Gobierno a la mayor intransigencia frente a Milosevic.

El estado de ánimo dominante en la clase política de Washington lo resumió el congresista republicano Bill Young. "Una vez empezada esta batalla, EEUU, que ha sido bendecido por Dios con recursos suficientes, debe hacer todo lo posible para ganarla", dijo. Los congresistas instaron al Gobierno a emplear todos los medios, desde el empleo de fuerzas terrestres a la acusación de Milosevic por crímenes de guerra, para doblegar a Yugoslavia. Y se mostraron poco impresionados por los "errores" de la OTAN contra los civiles.

Jaleado así por su Legislativo y con el apoyo del 61% de la opinión pública, Clinton hizo saber que seguirá destruyendo Yugoslavia hasta que Milosevic cumpla las exigencias de la OTAN: total retirada de Kosovo de sus fuerzas militares y policiales, regreso de los refugiados y presencia de una fuerza militar de paz dirigida por los aliados. El bombardeo, había anunciado Cohen, puede prolongarse "muchas semanas, meses incluso" y llegar hasta el verano.

Como habían hecho el día anterior, los portavoces norteamericanos minimizaron las iniciativas diplomáticas en curso, incluida la colectiva de la Unión Europea y la específica de Alemania. Esta última nació muerta desde que EEUU se negó a contemplar la posibilidad de un alto el fuego, aunque sea de 24 horas. Y en cuanto a la idea francesa de convertir Kosovo en un protectorado temporal de la UE, Washington respondió insistiendo en que las fuerzas de pacificación deberán estar lideradas por la OTAN.

Desprecio total

El escepticismo respecto a las iniciativas de países aliados se convertía en desprecio total a la hora de valorar la idea de Milosevic de que observadores civiles de países no participantes en el bombardeo supervisen un eventual acuerdo de paz. La incorporación del ruso Víktor Chernomirdin a los esfuerzos por encontrar una solución diplomática fue acogida en Washington con indiferencia. Y una clara negativa saludó el deseo de Kofi Annan de que la ONU desempeñe algún papel en la búsqueda de una salida.

Entre los dos síndromes que planean sobre EE UU en la guerra de Kosovo, el de las concesiones a Hitler en Munich y el del pozo sin fondo de Vietnam, el primero pesaba ayer mucho más. Elizabeth Dole, candidata republicana a la presidencia, declaró: "Es imposible que organizaciones humanitarias o Naciones Unidas resuelvan esta crisis; sólo el peso militar de EE UU puede conseguirlo".

La Casa Blanca informó ayer al Senado de que esta guerra puede costarle a EE UU entre 4.000 y 8.000 millones de dólares (600.000 y 1,2 billones de pesetas), un dinero que puede sacarse de su actual superávit presupuestario. Y señaló que, con los 300 aviones norteamericanos suplementarios que va a enviar, la OTAN contará con 1.000 aparatos, dos tercios de ellos con la bandera de las barras y estrellas. "Estamos decididos a llevar este asunto hasta sus últimas consecuencias", dijo el general de Estado Mayor Charles Wald.

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