El órgano que debe controlar el conjunto del sector energético nace lastrado por la falta de apoyos

La futura Comisión de la Energía tendrá por misión controlar un sector económicamente vital, compuesto por el gas, los carburantes y la electricidad (este último subsector, a partir del año 2000). En dicho sector persisten actitudes empresariales poco acordes con la tendencia a la liberalización y a la competencia, ' por ello, la falta de acuerdo político acerca de la composición y de las atribuciones del futuro organismo puede ser un lastre importante ya desde su nacimiento.

El papel desempeñado en los últimos meses por la Comisión Eléctrica en defensa de los usuarios, tanto frente a las empresas como frente a la Administración, demuestra la necesidad de que el órgano encargado de vigilar el correcto funcionamiento del mercado energético sea realmente independiente y esté bien respaldado, tanto social como políticamente.

En este sentido, tanto la oposición que representa el PSOE como incluso los aliados del Gobierno —ayer lo hizo el representante de CiU en la Comisión de Industria— han mostrado su preocupación por el plan de funcionamiento previsto por el Ejecutivo para la futura Comisión de la Energía, que, según el proyecto de reglamento ya conocido, tendrá que pasar el filtro de Industria para llevar a cabo sus actuaciones y, además, deberá guardar absoluto sigilo.

Aunque el secretario de Estado de la Energía, José Manuel Sena, y el propio Piqué han destacado el perfil "técnico" y "profesional" de los integrantes de la nueva comisión, no han explicado por qué, en unas pocas semanas, se han deshecho los acuerdos trabajosamente tejidos para consensuar los miembros de la Comisión de la Energía.

El nuevo presidente de la comisión, Pedro Meroño, un viejo conocido y conocedor del sector eléctrico, tendrá entre sus primeras y principales batallas las ayudas billonarias a las compañías eléctricas. Meroño es un hombre caracterizado por su sentido común, al que no le disgusta permanecer en segundo plano, lo que, al menos a corto plazo, asegura al Gobierno un perfil bajo de protagonismo. Durante años estuvo vinculado a Endesa y a su presidente, Feliciano Fuster, con el que acabó discrepando, y anteriormente trabajó con Joaquín Garrigues Walker en el Ministerio de Obras Públicas.