Operación Velázquez

La Comunidad de Madrid se ha aventurado en una de las investigaciones arqueológicas más apasionantes y arriesgadas de los últimos años: la búsqueda, en pleno centro de la capital, de los restos de Diego de Silva y Velázquez, pintor de corte de Felipe IV. El consejero de Cultura, Gustavo Villapalos, calcula que el cuerpo del genial artista sevillano puede volver a la luz aproximadamente en un mes, precisamente cuando se cumplen 400 años de su nacimiento.Velázquez murió el 6 de agosto de 1660. Como pintor de la corte fue enterrado con el máximo boato en un templo cercano al alcázar de los Austrias: la iglesia de San Juan Bautista. A su entierro, según los documentos de la época, asistieron "caballeros, ayudas de cámara de Su Majestad, y le llevaron hasta el túmulo, que estaba en medio de la capilla mayor. Encima de la tumba fue colocado el cuerpo; a los dos lados había doce blandones de plata con hachas, y mucho número de luces". Se amortajó al artista con "manto capitular, con la roja insignia en el pecho, el sombrero, espada, botas y espuelas".

Y así continuó hasta 1809, cuando el rey José I Bonaparte ordenó derribar la iglesia, ya que deseaba mayores espacios abiertos en torno al palacio real. De esta manera, Madrid perdió una iglesia pero ganó una plaza, la que actualmente lleva el nombre de Ramales. Según algunos investigadores, las prisas del rey por acabar pronto los trabajos -el edificio fue derribado en sólo tres días- obligó a demoler únicamente los muros que sobresalían del suelo, no las criptas de la iglesia. De esta forma, el cuerpo de Velázquez quedó sepultado bajo toneladas de tierra y escombros. Por dos veces, en 1845 y 1960, se intentó encontrarlos. Pero ambas investigaciones fracasaron. Finalmente, en 1961, el Ayuntamiento colocó en la plaza un monolito donde se indicaba que en algún lugar de la rotonda fue enterrado uno de los artistas más geniales de todos los tiempos.

El año pasado, el consistorio anunció que iba a remodelar este espacio urbano. Pero se topó con un grave problema: todo el centro de Madrid está declarado bien de interés cultural, y cualquier obra requiere una intervención arqueológica previa. La Comunidad paralizó la remodelación, hasta que se determinase si los restos de Velázquez seguían o no allá abajo.

Un año después, los estudios de la Consejería de Cultura están acabados. En ellos se explica que existen posibilidades de hallar el osario. Además, algunas edificaciones cercanas cuentan con túneles orientados hacia la cripta donde fue enterrado Velázquez.

Actualmente, la Comunidad sopesa si resultará más fácil alcanzar la bóveda subterránea desde estos pasadizos o desde el exterior, mediante catas en la plaza. "No sabemos con seguridad si se conservan o no los restos, aunque lo más razonable es que allí sigan. Pero sólo es una posibilidad", se curó en salud Villapalos, que dio ayer el pistoletazo oficial a la búsqueda.

Pero ya se han alzado las primeras voces críticas. El edil de IU Franco González considera que esta búsqueda es más propia de "Indiana Jones" que de investigadores serios. Villapalos replica que se daría por satisfecho con encontrar sólo restos de la bóveda funeraria. En esa cripta había una lápida en la que Juan de Alfaro, discípulo de Velázquez, ordenó inscribir: "Aquí yace, ¡Oh, dolor!, Don Diego de Silva, sevillano, ilustre pintor", "mientras la Pintura lloraba". Villapalos sueña ahora con que los madrileños puedan volver a leerla.