La inflación
Desde que en el siglo XI se creó la primera universidad occidental en la ciudad italiana de Bolonia, todo hombre con criterio y sin atisbos de locura transitoria ha creído que esta institución educativa es el lugar donde el saber adquiere su máxima expresión y el conocimiento científico alcanza cotas insospechadas.Pues bien, creo que el estudiante actual debe, una vez más, mofarse de estos convencionalismos sociales aun teniendo en cuenta que le afectan muy directamente. Basta visitar cualquier aula de una universidad actual para encontrarse con profesores de economía que hablan de "inflacción" en vez de "inflación", e incluso tienen la osadía de escribirlo así en el encerado con una tiza blanca o de colorines. Además, es evidente que si un profesor de economía escribe inflación con dos "ces", un profesor de derecho escribirá "Constitución" sin acento y un profesor de periodismo escribirá "noticia" con hache intercalada en alguna parte, de forma incomprensible. De esta forma, los estudiantes no sólo tienen que luchar contra su profundo desconocimiento, sino también contra la genialidad ortográfica y conceptual del profesor.
Bien es verdad que ya se conocían los males endémicos de la universidad de nuestros días; léanse: corporativismo político en las altas esferas, enchufismos (que pese a ser una fea palabra es bastante ilustrativa de la realidad), masificación, complejo acceso al mercado de trabajo, déficit representativo de los alumnos, con los que nunca se cuenta para nada. Ahora bien, estas divertidas anécdotas ortográficas nos hacen realmente alcanzar unas auténticas "cotas insospechadas" sobre las cualidades docentes del profesorado. Si seguimos así, el Lázaro Carreter del siglo XXI acabará escribiendo "inflacción" en vez de "inflación".-
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