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El lujo de los Médicis sale de Florencia

Una exposición reúne en Viena 300 objetos de arte de las colecciones de la dinastía

Convertidos en la familia modelo del mecenas, en figura esencial del Renacimiento y del humanismo, los Médicis fueron unos apasionados coleccionistas. Joyas, trabajos en piedras preciosas, esculturas, porcelanas, trabajos de orfebrería y otros tesoros artesanales muestran, por primera vez desde 1987 fuera de Florencia, el lujo en que vivía esta dinastía. Una exposición, inaugurada en el Museo de Historia del Arte de Viena, que ofrece un recorrido por los objetos que muestran el lujo y la suntuosidad de una familia que marcó el futuro con su visión del arte.

Alrededor de 300 obras de arte procedentes de las colecciones de los Médicis reflejan, en una muestra en el Museo de Historia del Arte en Viena, la suntuosidad y los diferentes caracteres de la familia de mecenas renacentistas. La exposición itinerante partió de Florencia y concluirá su recorrido en Blois-sur-la-Loire (Francia). Es ésta la primera vez desde 1987 que los museos florentinos han permitido que un muestrario tan valioso se vaya de gira por el exterior.A los objetos cedidos por el Museo degli Argenti del Palazzo Pitti, el Museo Nazionale del Bargello, el Museo Arqueológico de Florencia, la Pinacoteca de Múnich y varias colecciones privadas, en Viena se han sumado unas 80 piezas del Museo de Historia del Arte, entre las que llama la atención el retrato del cardenal Bibbiena, que en el trazo de Rafael aparece con mirada interrogante y sabia, o un cuadro de Bronzino que muestra a Eleonora de Toledo con su hijo, ella triste y él ausente.

Viuda rezando

Presentados en serie, los lienzos de Rafael, François Clouet, Gasparo Miseroni, Benvenuto Cellini, Botticelli, varios anónimos y dos retratos hechos por Tiberio Tisi (1573-1627) tienen algo de anecdótico y descriptivo. En profundo contraste de negro y rojo, Tisi retrata a Cristina de Lorena en actitud de la viuda rezando. Al pie de su amplio vestido de luto, unos cabos de rosas esparcidos por el suelo y un perro cadavérico de ojos huecos.Los retratos de los Médicis forman el núcleo de esta muestra, que da relieve a la historia y al suntuoso ambiente en que se fraguó una familia que ha pasado a la historia como paradigma del mecenas, figura esencial del Renacimiento y del humanismo. El lujo en que vivía la dinastía florentina se ve representado en la exposición por increíbles joyas, trabajos en piedras preciosas, esculturas, porcelanas, trabajos de orfebrería y otros tesoros artesanales.

En el siglo XV, con el regente Cosme el Viejo (1398-1464) -retratado de perfil por Alessandro Pieroni-, los Médicis ejercían importante poder en Florencia, eran libres ciudadanos, ricos banqueros relacionados con el Papa y las casas reales de Francia e Inglaterra. Ya entonces se les conocía por su pasión coleccionista y el fomento de la vida artística e intelectual. Miguel Ángel y los mejores artistas de la época trabajaban para ellos.

Acechados por rivales, los Médicis son expulsados de Florencia en 1494, pero con ayuda de dos papas miembros de la familia -León X y Clemente VII- restablecen su dominio en la Toscana al adquirir título nobiliario. Alejandro de Médicis -supuestamente hijo ilegítimo del papa León X- se casa con Margarita, hija bastarda de Carlos V, quien le concede el título de duque.

A partir de entonces, los Médicis se sumergen en las alianzas dinásticas de las casas reales de los Borbón, Habsburgo y Lorena, conquistando los mejores partidos para sus hijas. El pintor Jacopo Chimenti representa los casamientos en monumentales cuadros. Uno de los momentos claves de la estrategia familiar fue la boda de Enrique II de Francia con Catarina de Médicis, que apenas tenía 13 años. Catarina, más adelante regenta de Francia y madre de tres reyes franceses, llevaría la elegancia florentina a la corte de Valois.

Con lazos de íntima unión a través de todo el continente, prospera también el intercambio artístico y los Médicis logran ejercer una enorme influencia en las modas y gustos de toda Europa que marcaría el futuro del arte.

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