La guerrilla del ELK intenta provocar la intervención
El atentado que costó la vida a cuatro policías serbios el domingo en Pristina, capital de Kosovo, supone una escalada en la respuesta del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) a la ofensiva de las Fuerzas Armadas serbias. Anoche, otros dos muertos y cuatro heridos se añadieron a la lista de víctimas de la escalada de violencia en Pristina, tras sendos atentados contra dos céntricos cafés de la capital kosovar. Los fallecidos son de etnia albanesa. Este tipo de acciones favorecen la intención del ELK de provocar en Kosovo un estado de cosas que obligue a la OTAN a intervenir con tropas de tierra.La ofensiva serbia, iniciada el pasado fin de semana, tras la salida de los observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), contra las posiciones del ELK, se asemeja cada vez más a la del pasado verano. En aquella ocasión, fuerzas de policía serbias y el Ejército yugoslavo desalojaron al ELK de buena parte de las posiciones que habían ocupado para mostrar que controlaban la mitad del territorio de Kosovo.
La potencia militar del ELK era por completo inadecuada para una guerra de ocupación del territorio. Los independentistas se vieron barridos hacia zonas como la región de Drenica, donde se hicieron fuertes con el apoyo de la población. Al amparo de la retirada de los serbios, tras el acuerdo entre el presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, y el negociador estadounidense Richard Holbrooke, el ELK recuperó posiciones y se benefició de la presencia de los verificadores de la OSCE.
Con su marcha, los serbios han vuelto a tomar la iniciativa con la misma táctica del verano: aterrorizar a la población civil y tierra calcinada. El resultado son miles de kosovares que huyen de sus casas y caminan sobre la nieve en busca de lugares más seguros. Quedan atrás sus casas incendiadas y saqueadas.
La correlación de fuerzas en Kosovo está clara. El ELK no tiene poder, ni armamento suficiente para resistir a los blindados y la artillería serbia. El único camino que le queda es el de la vieja guerra de guerrillas, a base de hostigamiento y atentados terroristas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.