Rusia cree que un ataque desestabilizará a Europa
Rusia, el único aliado estratégico que le queda a la Yugoslavia de Slobodan Milosevic, cree que aún queda margen para la negociación y que una intervención militar contra Belgrado estaría fuera de lugar y sería peligrosamente desestabilizadora para Europa y el mundo. "Nos oponemos categóricamente al uso de la fuerza", aseguró ayer el primer ministro Yevgueni Primakov, "y creemos que los medios políticos para influir en la situación están lejos de haberse agotado".Es la misma postura que Moscú ha venido manteniendo desde que estalló el conflicto. Pese a formar parte del Grupo de Contacto, Rusia se desmarca con frecuencia de la posición común y, cuando se llega al momento crítico en el que las palabras pueden dejar paso a las armas, señala sistemáticamente su rechazo. Su argumento, repetido ayer por Primakov, es que ese recurso a la fuerza "causaría un profundo efecto desestabilizador en Yugoslavia, en Kosovo, en el conjunto de Europa y en todo el mundo". Desde un Parlamento dominado por los comunistas y sus aliados, se ha llegado a asegurar que un ataque supondría poco menos que el regreso a los tiempos de la guerra fría.
Según Primakov, "el Grupo de Contacto no debe transferir sus funciones de mantenimiento de la paz a otras organizaciones que intenten resolver el conflicto por métodos militares". Por eso, añadió, confía en que no habrá bombardeos. Sin embargo, en realidad, a lo más que puede aspirar de momento es a que el ataque no se produzca mientras él se encuentre en Estados Unidos, hacia donde partirá esta misma mañana en una visita cuyo objetivo clave es obtener créditos del Fondo Monetario Internacional vitales para superar la grave crisis económica.
El mediador ruso, Borís Mayorski, que ayer viajó a Belgrado junto al norteamericano Chris Hill y el de la Unión Europea Wolfgang Petritsch, intentará agotar ante Slobodan Milosevic todos los medios de presión amistosa, adelantándose incluso a Richard Holbrooke. Si el líder serbio cede, siempre le será más fácil salvar la cara haciéndolo ante un aliado.
El ministro ruso de Exteriores, Ígor Ivanov, abundó en las declaraciones de Primakov al señalar que el uso de la fuerza "no tendría sentido", resultaría extremadamente peligroso y echaría por tierra toda la labor de los mediadores. No debe haber, añadió, otra salida a la crisis que la que surja de una negociación cuyo resultado vaya en beneficio "tanto de los albaneses de Kosovo como de la parte yugoslava".
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