El Oscar se debate entre tres películas
Hollywood apuesta por 'Salvar al soldado Ryan', 'Shakespeare enamorado' y 'La vida es bella'
ENVIADO ESPECIALNo hubo emoción el pasado año: estaba cantado que Titanic arrasaba y así fue. Pero esta vez es otra cosa. El corazón de la Academia de Hollywood está dividido entre, al menos, tres filmes: Salvar al soldado Ryan, Shakespeare enamorado y La vida es bella, o sea, que puede ocurrir cualquier cosa. La 71ª edición de los Premios Oscar se celebra esta tarde -la próxima madrugada en España (a las 2.00)- rompiendo el dogma de "jamás en domingo". Signo de los tiempos, Hollywood prefiere que vaya menos gente a las salas de cines en esta jornada festiva si a cambio se enchufa durante tres horas a la televisión. A la gran incertidumbre sobre los resultados se añade la polémica sobre el Oscar concedido al director y chivato Elia Kazan.
Tras la defensa de la libertad individual proclamada en su Constitución, el culto al dinero y la pasión por el espectáculo son los elementos constitutivos del alma estadounidense. Los dos últimos alcanzan en Los Ángeles niveles febriles en esta ultima ceremonia de entrega de los Oscar del siglo. Pero Los Ángeles, como Wall Street y todo el país, lo asume con la mayor naturalidad.
¿Por qué se ha trasladado por primera vez el espectáculo de la ceremonia del lunes al domingo? Para ganar más dinero, responden con una sonrisa de anuncio de dentífrico los portavoces de la Academia de Hollywood. Unos 55 millones de norteamericanos vieron en 1998 el aplastante triunfo de Titanic, pero este año, con la retransmisión en plena tarde del domingo, la cadena ABC calcula que la cifra va a dispararse. Y con ella, los ingresos de publicidad.
Un millón de dólares por 30 segundos cobrará ABC a las empresas que se anuncien hoy en las muchas pausas de los Oscar. Es la mayor tarifa tras la de la Super Bowl, la gran final del fútbol norteamericano.
En este año en que la II Guerra Mundial y Shakespeare protagonizan los Oscar, los que acudan al Dorothy Chandler serán, más que nunca, los escasos afortunados. Serán, exactamente, 2.852. Otto Spoe-rri, jefe de finanzas de la Academia, informó ayer de que sigue sometido a tremendas presiones de ricos y famosos para conseguir asientos. "Uno me dice que su madre se está muriendo de cáncer, otro que sus padres vienen expresamente de Nueva Zelanda", dijo Spoe-rri.
Hollywood, y muy en particular durante los Oscar, detesta el lío. Por eso, las cámaras de televisión harán hoy todo lo posible para que el público no se entere de la principal controversia de esta edición, la relacionada con la entrega de un galardón extraordinario a Elia Kazan, magistral director de La ley del silencio, y también delator en los años cincuenta de sus ex camaradas comunistas. Pero habrá protestas, como confirmaron el jueves los octogenarios víctimas de la caza de brujas en un acto alterado por la presencia de un energúmeno con un megáfono que gritaba: "El comunismo es el diablo, Dios bendiga a Kazan".
En este Los Ángeles finisecular, lo políticamente correcto es estar enfermo de culto a la apariencia y la salud -"El tabaco ya ha matado este año a 92.842 personas, y la cifra sigue creciendo", dice el cartel electrónico que da la bienvenida en la autopista del aeropuerto, sin precisar si el dato se refiere a Los Ángeles, California, EE UU o el mundo-, leer a Shakespeare, rendir homenaje patriótico a los soldados norteamericanos que acortaron el holocausto y maravillarse ante Roberto Benigni.
Jamás en la historia reciente de EE UU una película extranjera había despertado tal entusiasmo. Si a Hollywood se le cae la baba ante la teatralidad personal del italiano y su maestría para escapar exitoso al desafío de hacer reír con el holocausto, lo que verdaderamente le asombra es que La vida es bella sea un negocio. Según Variety, ya ha ingresado más de 116 millones de dólares en todo el mundo.
Pero los críticos de cine de Los Ángeles creían ayer que Salvar al soldado Ryan sigue teniendo las mayores posibilidades de ganar el Oscar al mejor filme. Introduce la gran novedad de filmar la guerra con el mayor realismo posible, es espectacular, cuenta una historia heroica y comienza y termina con el despliegue de la bandera de las barras y estrellas. Y, además, es de Spielberg, el niño mimado de Hollywood. No cabe descartar, sin embargo, que Shakespeare enamorado, una película de calidad que tiene historia, literatura, amor y humor, se lleve la principal estatuilla.
Spielberg y Terrence Malik, el autor de La delgada línea roja, eran ayer los dos grandes aspirantes al Oscar al mejor director. Los críticos preferían al segundo, señalando que Spielberg ya ha sido muy homenajeado en el pasado, y que Malik, en su reaparición tras las cámaras, ha hecho una película típica de director. Una gran unanimidad reinaba, en cambio, para designar a la británica Gwyneth Paltrow como la merecedora del premio a la mejor actriz por su protagonista en Shakespeare enamorado. Ian McKellen, por Gods and monsters, y Nick Nolte, por Affliction, eran los favoritos para el correspondiente al mejor actor.
El espectáculo y el negocio comenzarán dentro de unas horas. Y se piense lo que se piense de Hollywood, volverá a ser la mayor fiesta cinematográfica del planeta. Esto los norteamericanos lo saben hacer muy bien.
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