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Los científicos de EE UU desaconsejan destruir las últimas muestras de viruela

Prudencia ante la posibilidad de que existan reservas ocultas del virus en otros países

Javier Sampedro

El panel de asesores científicos de la Administración Clinton ha decidido que las únicas dos muestras de virus de la viruela que quedan en el mundo, una en Rusia y otra en Estados Unidos, resultarán esenciales para preparar fármacos en caso de que rebrote la enfermedad, oficialmente erradicada desde 1977. El dictamen implica en la práctica que Estados Unidos desoirá la recomendación de la ONU de destruir las muestras el próximo 30 de junio, y bajo él bulle el temor de que existan reservas ocultas del virus en manos poco fiables o simplemente malintencionadas.

El éxito de las campañas mundiales de vacunación contra la viruela promovidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 1966 y 1977 ha colocado a los responsables sanitarios internacionales ante un dilema insólito: el virus que sólo en 1967 mató a dos millones de personas, ¿debe ser eliminado para siempre de la faz de la Tierra, o existen razones científicas y estratégicas para indultarlo? Ninguna de las dos decisiones está exenta de riesgos. Pero la primera de ellas sólo se puede tomar una vez.Oficialmente, el virus de la viruela sólo existe ya en el mundo en dos laboratorios de alta seguridad. El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta (EE UU) guarda unas 450 cepas del virus en unas dependencias secretas. El Gobierno ruso conserva otras 120 cepas en el laboratorio de seguridad Vector, situado en la ciudad siberiana de Koltsovo.

Pero muchos científicos se muestran escépticos ante el optimismo de la versión oficial, y consideran posible, o hasta probable, que algunas muestras hayan llegado a manos de grupos terroristas y gobiernos poco seguros. El virus de la viruela, ciertamente, tiene tres características que lo hacen muy atractivo como arma biológica.

En primer lugar, y a diferencia de la mayoría de los virus, es muy estable y resistente fuera del cuerpo humano. Se sabe, por ejemplo, que puede sobrevivir en paquetes de algodón, o simplemente en el polvo de una habitación, durante meses o años. En segundo lugar, la viruela es bastante contagiosa y letal: mata al 20% de los infectados.

La tercera gran ventaja del virus como arma es, paradójicamente, el éxito de su erradicación. Ningún país vacuna actualmente a su población contra la viruela, y el efecto protector de las últimas inoculaciones de los años setenta ya se ha extinguido. Por lo tanto, la totalidad de la población mundial se puede considerar ahora mismo un grupo de riesgo.

El director del laboratorio ruso que guarda muestras del virus, Lev Sandakhchiev, ha negado en entrevistas concedidas a medios norteamericanos que Rusia haya cedido muestras de viruela a países como Corea del Norte. Pero Moscú ha rechazado categóricamente la posibilidad de destruir sus cepas.

El escepticismo sobre la situación controlada de las muestras del virus parece haber pesado sobre la decisión de los asesores científicos de Washington. Las conclusiones emitidas el lunes por este panel de 19 expertos, pertenecientes al prestigioso Instituto de Medicina de la Academia Nacional de las Ciencias de EE UU, señalan que la razón de más peso para conservar las muestras del virus es "su papel esencial en la identificación y el desarrollo de fármacos antivirales que puedan usarse en caso de un gran brote de viruela". Difícilmente un "gran brote" podría surgir accidentalmente de los dos laboratorios de alta seguridad que reconoce la versión oficial. Los partidarios de la destrucción de las muestras, como Donald Henderson, de la Universidad Johns Hopkins, han argumentado que el desarrollo de fármacos no necesita del virus completo, sino sólo de algunos fragmentos aislados de su material genético.

Pero la comisión cree que los virus completos son esenciales si se quiere encontrar un medicamento seguro contra un hipotético brote de viruela. Para comprobar la eficacia de un fármaco es necesario probarlo contra un sistema biológico infectado con el virus intacto.

Además, sigue argumentando la comisión, los virus completos son imprescindibles para desarrollar nuevas vacunas, puesto que las que hay ahora almacenadas están a punto de caducar. La creación de pruebas diagnósticas y los estudios básicos sobre el sistema inmune son otras dos razones aducidas contra la destrucción de las muestras.

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