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Reportaje:

La polémica aterriza en Santorcaz

División entre los 529 vecinos del pueblo de La Alcarria alcalaína donde Fomento proyecta levantar otro aeropuerto

F. Javier Barroso

Los vecinos de Santorcaz (529 vecinos) no acaban de creerse que el segundo aeropuerto de la capital de España pueda un día aterrizar en sus campos. Aunque la mayoría ni siquiera ha oído hablar de este magno proyecto del Ministerio de Fomento (esbozado tras el descubrimiento de que en la anterior ubicación, Campo Real, viven colonias de avutardas, un ave protegida), todos los vecinos de este municipio hacen sus cálculos cuando se les pregunta por la posibilidad de verlo convertirse en el hermano menor de Barajas. Y las repuestas difieren. Algunos, como el jubilado Eugenio de las Heras, de 70 años, quien declara vivir "muy a gusto" en el pueblo, maldice la llegada del aeropuerto porque "los aviones no dejarán dormir". Otros, sobre todo los agricultores de este pueblo dedicado al olivo y al cereal, ven en la instalación la posibilidad de sacudirse la tiranía del tiempo y vivir de forma holgada.El primer teniente de alcalde, el independiente Juan Francisco Sancho, afirma que todavía no ha recibido comunicación oficial de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) ni de Fomento. Esta gran obra no sería, de todos modos, la primera gran infraestructura de transporte que llega a Santorcaz. El tren de alta velocidad que unirá Madrid con Barcelona pasará por el norte del término municipal. Santorcaz es el último pueblo de la región por la carretera M-213, una vía llena de curvas y mal asfaltada. Se encuentra a unos 15 kilómetros de Alcalá de Henares y a unos 40 kilómetros de la capital. La localidad se hizo famosa en los setenta por Crónicas de un pueblo, la serie que rodó Antonio Mercero. Durante tres años, Santorcaz se llamó para miles de españoles Pueblanueva del Sancho. Y luego pasó al olvido, hasta que hace unos dos meses una empresa estuvo viendo la meseta que rodea de norte a sur el municipio. Al Ayuntamiento, recuerda el teniente de alcalde, sólo le pidieron algunos planos y les comunicaron el inicio de las prospecciones. En principio, el aeródromo iría desde el límite con el vecino municipio de Corpa, en el sur, hasta la carretera M-235, que une por el norte Alcalá de Henares con Aranzueque (Guadalajara). La parcela, una meseta entre los ríos Henares y Tajuña, podría medir unos siete kilómetros de largo por tres de ancho. "De momento, en el Ayuntamiento no ha entrado ningún documento de forma oficial que diga que el aeropuerto se instalará aquí. Lo único ha sido un fax de la empresa que estuvo viendo los terrenos y que decía el lugar en el que podrían ir las pistas", explicaba el primer teniente de alcalde; "ahora, si llegara hasta aquí, pienso que traería mucha prosperidad y desarrollo hasta esta zona agrícola. Pero, sinceramente, hasta que no lo firme el Consejo de Ministros no podemos creerlo. Ya estamos más que prevenidos contra los castillos en el aire", sentenció ayer Sancho.

Los vecinos son de la misma opinión que Sancho. Unos opinan que el segundo aeropuerto no traería más que ruido a un lugar muy tranquilo. "Estamos muy a gusto sin tener aeropuerto, como para que nos vengan a molestar con tanto movimiento de aviones", afirmaba Eugenio de las Heras, quien añadió que, si pudiera, si el aeropuerto llegara, se marcharía del pueblo. Éste cuenta con un única sucursal bancaria, que pertenece a Cajamadrid, y una sola cabina telefónica.

Por el contrario, algunos convecinos pensaban en lo "provechoso de la operación". La maltrecha agricultura del cereal y del olivo se podría abandonar del todo. Ahora bien, sería necesario que las indemnizaciones por la expropiación de las tierras fueran muy altas. "Estamos hartos ya del campo y de estar mirando todo el día si tendremos lluvia para estas tierras de secano. Además, así no se puede vivir, por mucho que nos ayude Bruselas", explicaban los agricultores reunidos ayer en la plaza del Ayuntamiento, un consistorio cuyo presupuesto municipal no supera los 40 millones de pesetas al año.

El empleo es otro tema de discusión. Los vecinos, incrédulos todavía ante el anuncio, no se ponen de acuerdo sobre si el aeropuerto crearía trabajo para los vecinos. Los mayores del lugar aseguran que los jóvenes de Santorcaz (hay unos 60) podrían especializarse y ganarse la vida con los aviones. En el pueblo sólo hay una factoría de envasado de pescado, que emplea a siete personas. En el Ayuntamiento, de hecho, sólo trabajan tres funcionarios (una administrativa, un peón y una señora de la limpieza). Y sólo unas diez familias del pueblo viven del campo. El resto lo tiene como segunda actividad. La mayoría trabaja en fábricas de Alcalá de Henares o Madrid.

"Bastante es que perdamos muchas fincas por el AVE, para que encima venga el aeropuerto y nos quite todo. Entonces, ¿de qué vamos a vivir? Lo único que nos podía salvar es el trabajo para emplearnos y poder comer", protestaba José Juan Anchuelo, un agricultor local.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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