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Santander rehabilita el céntrico mercado del Este después de 13 años de abandono

El autor del proyecto propone dedicar los 2.440 metros del sótano a sala de exposiciones

El alcalde Juan Hormaechea lo cerró en 1986 e inició la demolición del decrépito edificio. Al declararlo el Consejo de Ministros monumento de interés cultural pudo in extremis salvarse de la piqueta municipal. Ahora, 13 años después, a punto de perderse definitivamente por la ruina, las obras de restauración del mercado del Este están a punto de comenzar con una inversión de 1.300 millones de pesetas. El Ayuntamiento tendrá que decidir sobre el destino del sótano de 2.440 metros cuadrados, que se puede convertir en la gran sala de exposiciones que la ciudad necesita.

Al concurso de ideas convocado por el Ayuntamiento de Santander se presentaron 40 proyectos y son 15 las empresas que optan a la ejecución de los trabajos que deben durar unos 18 meses. Carlos de Riaño, arquitecto autor del estudio aprobado, prevé la construcción de un gran sótano, bajo el nivel del mar, de 2.440 metros de superficie, para destinarlo a actividades culturales. La fijación del uso de este espacio, como el de todo el edificio, corresponde al Ayuntamiento.De estilo neoclásico, con una bella estructura de madera, el mercado fue abierto en 1841, proyectado por el arquitecto y "maestro fontanero" Antonio Zabaleta; se alzó en la entonces llamada plaza Nueva de Santander y el transcurso de más de 150 años hace que hoy ocupe una amplia superficie en pleno latido de la ciudad, contiguo al paseo de Pereda. Costó 520.000 reales y sus seis calles interiores donde se dispusieron 54 cajones de venta, se convirtieron en animado paseo público bajo techo en los tediosos días del invierno.

En 1986, a raíz de su clausura, se vio que la izquierda política quería reconstruir el edificio mientras la derecha aconsejaba su derribo. Animados resultaron los ecos de la prolongada polémica, con los arquitectos, encabezados por José M. Pérez, Peridis, que aconsejaba la restauración teniendo en cuenta la original estructura de madera que precedió por poco a la aparición del hierro en la construcción de los mercados públicos.

De Riaño, arquitecto cántabro, trata en su proyecto de preservar lo que pueda de la vieja fábrica que después de 13 años de inutilización no se ha venido abajo por puro milagro. Conservará los muros perimetrales y cuidará de su estructura después de someter a la madera a un adecuado tratamiento.

"Me preocupa especialmente", advierte Riaño, "la tipología del mercado. Actualmente en España con las características y antigüedad de éste, que yo sepa, sólo queda uno en Barcelona. De estructura leñosa, sólo se ha salvado éste y hay que recordar su significación como bien de interés cultural".

El Ayuntamiento propietario deberá fijar el uso que ha de dársele en su doble dimensión comercial y cultural tras una rehabilitación por importe de 1.300 millones. No hay una polémica entablada en la ciudad sobre el destino del gran sótano de 2.440 metros de superficie pero algunas voces se han dejado oír al respecto.

La gran ocasión

De Riaño asegura ser respetuoso con todas las ideas, a fin de aprovechar el subsuelo, decisión política que a él no corresponde adoptar, pero le importa llamar la atención sobre el escaso equipamiento que la ciudad tiene para el montaje de grandes exposiciones o cualquier clase de ferias. "Nos hallamos", advierte, "ante una gran ocasión para dotar a Santander, en pleno centro urbano, de una instalación adecuada capaz de acoger grandes manifestaciones de interés público o mostrar fondos con carácter permanente. Santander no debe estar obligado a recurrir a carpas desmontables para programar semejantes acontecimientos. Su propia tradición cultural demanda más amplias superficies de propiedad pública. Fraccionar el espacio del gran sótano sería", subraya, "un grave error a mi juicio".En la memoria general de la obra a realizar el arquitecto De Riaño informa de que ha optado por utilizar el cobre como material para la cubrición porque es un material noble de muy buen comportamiento y durabilidad y muy adecuado para edificios históricos, cual es el caso del mercado. "Cuanto más viejo", dice, "más bonito. Además este metal tendrá otras aplicaciones en el curso de las obras".

La calidad en los trabajos de restauración se advierte como preocupación esencial en la descripción del proyecto elegido entre 40 trabajos presentados al concurso de ideas convocado por el ayuntamiento. "Estoy seguro", confía De Riaño, "en que el resultado pondrá en el uso de la ciudad una obra perdurable en el tiempo y que el transcurso de los años hará más atractivo. Santander, en año y medio habrá incorporado a su patrimonio un edificio que a punto ha estado de desaparecer. A los santanderinos, testigos de su agonía en la última década, no puede caberles duda". La planta superior se destinará a exposición y venta de productos no perecederos. Cabrán 72 cajones en módulos de hasta 20 metros cuadrados, con predominio del vidrio y la madera. Las puertas de acceso se construirán de bronce y madera. En estos momentos se estudian las ofertas recibidas y tras la aprobación por el pleno municipal los trabajos comenzarán en la primavera. El gran mercado rehabilitado, conservando su rango de interés cultural, podrá ser abierto año y medio después.

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