La ostentación de El Nene
La historia de Mohamed Taieb Ahmed, alias El Nene, de 23 años, dio un giro cuando sólo tenía 16. Comenzó alquilando motores de fuera borda para las lanchas de los traficantes. Un negocio limpio que no le creaba problemas; el siguiente salto fue comprarse su propia lancha, y el último, montar su propia organización. La Unidad Central de Estupefacientes le pilló en flagrante hace un año. El parte policial lo definía como "uno de los proveedores-exportadores de hachís más importantes del norte de África".Durante 24 días, la figura de El Nene montado en su ostentoso descapotable dejó de verse por la Gran Vía de Ceuta. Muchos ciudadanos respiraron tranquilos. Parecía que la ley se imponía en Ceuta. Pero el respiro duró muy poco. Al día siguiente, el joven traficante pagó una fianza y consiguió la libertad provisional. "Hay una doble moral. El mismo comerciante que les vende coches de quince millones y mira hacia otro lado cuando le pagan con un saco de dinero luego viene a quejarse de la inseguridad ciudadana", señala una autoridad de la ciudad.
La ostentación de su riqueza y su falta de ocupación conocida retrata las oscuras actividades de este y de otros jóvenes en la ciudad. Viven en los chalés más caros de Ceuta, tienen varios pisos y mantienen a numerosos familiares y amigos. Todo a nombre de terceras personas, de sociedades interpuestas y de testaferros que les prestan su identidad. "No saben gastarse el dinero. La casa de El Nene es aparatosa por fuera, con mucho mármol, pero cuando entras te sorprende lo mal decorada que está y la falta de calefacción", asegura un agente.
Por supuesto, las sociedades interpuestas, los testaferros y las terceras personas a cuyo nombre figuran las propiedades están constituidos con el correspondiente asesoramiento legal de conocidos abogados ceutíes.
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