Los "reyes" del hachís, como en el Oeste americano
Los "narcos" cuentan con los servicioes de algunos de los más afamados abogados ceutíes
En las películas del Oeste americano, los delincuentes se paseaban por las calles del pueblo con total impunidad. Exhibían sus revólveres y su poder. Ceuta recuerda a esos viejos celuloides. Es una de las pocas ciudades en las que se puede ver paseando por la Gran Vía, la avenida más céntrica, a conocidos traficantes de droga. A los reyes del hachís, la droga más consumida por los jóvenes en todo el mundo, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).A los traficantes de droga en Ceuta los conoce todo el mundo. Los taxistas y los comerciantes mencionan sus nombres y apellidos. Son muy jóvenes, no se esconden ni intentan pasar inadvertidos. Son auténticos exhibicionistas. Se pasean con sus descapotables de lujo, Mercedes de 15 millones de pesetas, con la música a todo volumen; se saltan los semáforos, no respetan a la policía local y hacen una continuada y descarada exhibición de su riqueza. Luis Vicente Moro, delegado del Gobierno en esta ciudad, ha advertido recientemente de que esta ciudad fronteriza, de 19 kilómetros cuadrados, podría convertirse en una "pequeña Sicilia".
El sigilo, la prudencia y la clandestinidad de los viejos traficantes de hachís la han tirado sus sucesores por la borda de las planeadoras semirrígidas de 200 caballos. No se han instalado en la Costa del Sol como sus maestros. Viven en Ceuta y caminan por el filo de la navaja."Da igual que no haya luna, que sople el levante o que no se vea a un metro por la niebla. Les da igual, y salen hacia Marruecos para recoger la droga y trasladarla a la Península", asegura un responsable policial.
Los cabecillas son 10 jóvenes españoles -según la policía, sicarios de organizaciones marroquíes-, a los que les rodean una docena más de acólitos y matones por cabeza. En total, 120 muchachos con edades comprendidas entre los 17 y 30 años. Con sus coches y motos de lujo dando vueltas, una y otra vez, por el centro de la ciudad. "Es una vergüenza. Todo el mundo sabe a qué se dedican, pero nadie hace nada", se queja un viejo imam que pide se omita su nombre.
Fuentes policiales aseguran que estos jóvenes sicarios, cuyo principal líder es Mohamed Taieb Ahmed, de 23 años y conocido por El Nene, no tocan la droga en Ceuta, lo que dificulta su detención. "Aquí se negocia el tráfico de hachís. En los hoteles y en las cafeterías está su centro de operaciones, pero por aquí no pasa la droga. Sería absurdo que se arriesgaran a atravesar la frontera para luego introducirla en la Península. La droga va directamente desde las playas de Marruecos a España, a Italia o a otros destinos", asegura un experto del Cuerpo Nacional de Policía.
Ése es el principal argumento de la policía para justificar la impunidad de los traficantes. "Se rodean de matones. Y estos últimos son los que mueven la mercancía y ajustan cuentas cuando no se paga. Algunos mueven muchos kilos y hacen auténticas fortunas", añade esa fuente. Un rasgo común en todos ellos es que cuentan con los servicios de alguno de los más afamados abogados de la ciudad.
La policía y la Guardia Civil coinciden en que habría que invertir la carga de la prueba para poder detenerlos. "No podemos preguntar de dónde se ha sacado una casa o un coche, sino demostrar que son producto de la droga. Tienen mucha gente dispuesta a actuar de tapadera y es realmente difícil cogerlos con la droga entre las manos", señalan los responsables de estas investigaciones. Ante la impunidad, las autoridades intentan acabar con ellos por la vía fiscal. Alberto Núñez, dirigente local del PSOE, asegura que existe un agravio comparativo entre los ciudadanos de Ceuta. "A estos jóvenes, Hacienda no les pregunta de dónde han sacado un coche de 12 millones y al resto se les mira con lupa", se queja.
Los informes de la policía aseguran que el tráfico de hachís ya no está en manos de organizaciones alemanas, italianas y españolas. Han cambiado las tornas y los marroquíes que antes trabajaban para ellas son ahora los que controlan todo el mercado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.