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EL PROCESO DE PAZ

El PNV y EA frenan el pacto parlamentario con EH, pese a tener ultimados sus contenidos

El PNV y EA han decidido frenar el ritmo de las conversaciones con EH en busca del apoyo parlamentario de esta formación a su Gobierno. El tema fue debatido en la reunión de la dirección del PNV (EBB) el lunes, y algunas fuentes apuestan por que el acuerdo, pese a estar prácticamente cerrado en sus contenidos -presupuestos, leyes y procedimientos de actuación- no se selle hasta pasadas las elecciones de junio. "No hay pacto y, en estas condiciones, no hay interés ni por nuestra parte, ni por la del lehendakari, en que lo haya", dijo el secretario general del EBB, Ricardo Ansotegui.

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Los episodios de violencia del fin de semana y la reacción de EH ante ellos, fueron decisivos. El lehendakari Ibarretxe se adelantó la misma mañana del lunes, antes de acudir a la reunión del Euzkadi Buru Batzar (EBB, la dirección del PNV), y advirtió de que el pacto se haría imposible si los radicales no condenan los sabotajes. Anteayer, el propio Xabier Arzalluz, -que el jueves, tras la templada declaración sobre la violencia avalada en el Parlamento vasco por PNV, EA, EH e IU, señaló que éste abría la puerta al pacto de legislatura- , secundó al lehendakari: la resolución suscrita por EH "no es suficiente para que PNV y EA le acepten" como socio de su Gobierno.Entre el jueves y el lunes sólo medió la persistencia de EH en su tradicional negativa a censurar la violencia callejera. El PNV y EA mantenían la expectativa de que un texto ambiguo, como el aprobado en la Cámara vasca, tuviera como contrapunto actitudes e interpretaciones posteriores de la llamada kale borroka más cercanas a los deseos de los dos partidos del Ejecutivo vasco.

La defensa tras la que EH se refugia es la reclamación del "blindaje" de las actuales conversaciones, del mismo modo que se protegieron las que condujeron al pacto de Lizarra. El argumento, válido para los sectores peneuvistas que más directamente llevan las relaciones con la coalición, encabezados por Joseba Egibar, no dice nada a otra buena parte del PNV y desde luego al lehendakari Ibarretxe, que no quiere arriesgarse sin garantías a una aventura que implicaría, no ya a su partido, sino a las instituciones.

"Y ambas son cosas muy distintas", señalan fuentes nacionalistas, que alaban la posición nítida del lehendakari. El miércoles, en una comparecencia parlamentaria, la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, eludió comprometer la entrega al Parlamento del calendario legislativo para el mes de junio. Su negativa a precisarlo proporcionó otra pista de que la relación de los partidos del Gobierno vasco con EH ha encallado y que la coalición tendrá que moverse si quiere que eche a andar de nuevo. Desde hace dos semanas los encargados de la negociación del acuerdo de apoyo al Gabinete de Ibarretxe ni siquiera se han reunido y el PNV y EA retiraron su invitación a EH para que acudiese a las reuniones con los responsables de los departamentos del Ejecutivo en la preparación de sus primeras comparecencias parlamentarias. "Las relaciones con EH no están rotas, pero no hay pacto y, en estas condiciones, no hay voluntad, ni por nuestra parte ni por parte del lehendakari, de que lo haya", dijo ayer el secretario general del EBB, Ricardo Ansotegui, que mostró la disposición de su partido a seguir hablando "con todos los partidos".

La preocupación en la ejecutiva del PNV proviene del estancamiento del proceso de pacificación, que no le permite esgrimir avances, y del temor a que las elecciones de junio ahonden en el escenario tras las autonómicas de octubre, con un mayor fortalecimiento de EH y el PP. Al PNV le ha fallado tal vez la más importante de sus previsiones cuando estableció su estrategia para este periodo: el desbloqueo, tras los comicios vascos, del proceso de pacificación. Por el contrario, se ha encontrado con una absoluta parálisis, con el añadido de la reactivación de las amenazas y la lucha callejera, que EH, el socio por el que han apostado no sólo en Lizarra, sino en el Parlamento, no para ni condena.

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En un intento de marcar distancias, algunas fuentes nacionalistas dan por hecho que el acuerdo no se sellará hasta después de las municipales y que el Gobierno de Ibarretxe "tirará como pueda hasta entonces". "El lehendakari está sereno" ante esa posiblidad, aseguran.

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