Desconcierto en la OTAN por el resultado de la negociación
La Alianza Atlántica se esforzaba ayer tarde por controlar el sentimiento de decepción imperante entre sus cuadros dirigentes por la debilidad del acuerdo y el nuevo aplazamiento otorgado a las partes en Rambouillet, a petición de los kosovares. "No es lo que esperábamos", indicaron fuentes aliadas, tras superar el desconcierto inicial provocado por el desenlace de las negociaciones parisienses.La causa del desconcierto radica en que nadie había apostado por el escenario que finalmente se ha producido. La diplomacia aliada consideraba que si alguien se mostraba poco constructivo en las negociaciones, no podía ser otro que el equipo enviado por el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic. Washington entendía que el compromiso de instalar una fuerza internacional de interposición en Kosovo constituía una garantía lo suficientemente atractiva para los kosovares.
Y, por el contrario, fueron éstos quienes pidieron la prórroga. La división de la delegación de Pristina entre radicales y moderados facilitó el endurecimiento de Belgrado. Los Dieciséis, y especialmente el secretario general, Javier Solana, aun sin olvidarse de lanzar llamamientos a "las dos partes", habían hecho especial hincapié en la presión sobre Milosevic, manteniendo su amenaza de realizar una intervención mediante bombardeos si Belgrado boicoteaba el acuerdo. Como, al final, quien pidió tiempo fue la otra parte, la táctica aliada quedó de repente socavada en sus argumentos. Al menos en los coyunturales, pues se sigue pensando que las principales culpas del conflicto recaen en Belgrado.
Siguiendo, pues, la pauta del Grupo de Contacto, el secretario general emitió un comunicado en el que exhortaba a intensificar los esfuerzos para hacer posible el acuerdo y a respetar el alto el fuego, y les advertía de que la Alianza seguirá vigilando de cerca el proceso.
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