Pueblos al margen del progreso
Hace veinte años, las nubes industriales eran la foto fija de la Margen Izquierda. Ahora, pasado el tiempo, sólo permanece el recuerdo silencioso de sus fábricas y la huella de miles de trabajadores. La crisis industrial cerró Altos Hornos, tres grandes astilleros, dos cargadores de mineral y una docena de talleres. La dos empresas que aún permanecen abiertas agonizan. Babcok Wilcox, con una plantilla de 1.100 trabajadores, perdió 15 mil millones de pesetas el pasado año. La Naval de Sestao dispone de una cartera muy reducida de pedidos. La ruina ha mutado el rostro de la zona hasta dejar a sus habitantes fuera de combate. Casi el 30% sufre el paro de la crisis y obliga a la comarca a encabezar un triste registro: el de mayor índice de desempleo de Europa. En Sestao, la población más afectada, las persianas de numerosos comercios y los balcones herrumbrosos de muchas de sus casas cuelgan el cartel invariable de "se vende" o "se cierra". El director vasco de cine, Daniel Calparsoro, no encontró nada más desolador para expresar la desesperación que las ruinas fabriles de Sestao y sus casas grabadas por el fuego de la contaminación industrial en la película Salto al vacío. Sólo una decena de kilómetros separa Bilbao de Barakaldo, la localidad de la Margen Izquierda más cercana a la ciudad. Sin embargo, el paisaje se va transformando al adentrarse en la zona hasta convertirlo en un territorio donde el abandono amenaza con invadirlo todo. Este deterioro económico y social de la Margen Izquierda ha ido propiciando la disminución progresiva de su población. Sus actualmente 250.000 habitantes padecen un índice de paro escandaloso. En 1996 llegó a alcanzar el 30% , y en Sestao se disparó hasta el 36%, según datos del Eustat referentes a ese año. La tasa media de Vizcaya es de un 18,7% y el del conjunto de la comunidad vasca de un 16,4%, de acuerdo con datos recientes del Centro Industrial y Mercantil de Vizcaya. La situación de declive ha empujado a muchos inmigrantes de edad a regresar a sus lugares de origen y a otros a buscar donde olvidarse de la tristeza. En intento desesperado, hace varios años, el Ayuntamiento de Santurtzi tuvo que rescatar a algunos de esos jubilados para conseguir los ansiados 50.000 empadronamientos y poder así acogerse a las ventajas fiscales. Jovenes y parados Los jóvenes amenazados por el paro buscan también horizontes de mayor bondad. El último trimestre de 1998, el número de desempleados menores de 34 años ascendía a 8.146 en la Margen Izquierda; de ellos, 5.198 eran mujeres, de acuerdo con datos de CCOO. Raúl Mata tiene 21 años y estudia el último curso de Audiovisuales en la Universidad del País Vasco. Vive con sus padres y su hermana de 24 años en Sestao, una población en la que en las calles más próximas a la ría, en donde en otros tiempos bullía la actividad, ahora sólo hay nostalgia. "Te vas dando cuenta de cómo afectan las prejubilaciones y el paro en la vida cotidiana. Empezaron a cerrar los bares, las tiendas. De repente, cambia la relación con la gente, que ya sólo habla de que no hay trabajo. Antes, se trabajaba, ahora se pasea. Los jóvenes vivimos inquietos, no sabemos qué futuro tendremos. Nadie se queda por aquí porque la verdad es que se te cae el alma a los pies. A veces, tienes la sensación de que en algunas zonas parece que ha llegado el fin del mundo", reflexiona en voz alta Raúl, autor de un vídeo sobre la degradación de la ría. Como él, casi nadie en la distintas poblaciones de la Margen Izquierda, duda en tildar la situación de desesperada. Sin embargo, emerge una esperanza que trata de cerrar la puerta a la marginación: los planes urbanísticos y de reindustrialización de la zona. Aunque se reconoce que lo hace con lentitud exasperante. "Está muy claro que la industria es el motor que tiene que impulsar la recuperación de la Margen Izquierda. El Plan de Rehabilitación de esa zona [desarrollado por las instituciones para impulsar la zona y crear 5.600 empleos] es la principal respuesta. Hasta ahora se ha tenido paciencia; ahora es el momento de apostar por la industria y la esperanza. Para ello, se requiere una implicación de todos los sectores y una apuesta por el futuro, porque es una cuestión de tiempo", explica Alvaro Ortiz, adjunto al director del Centro de Desarrollo Empresarial de la Margen Izquierda. Creación de empleo El centro se creó para fomentar la creación de empleo e implantar nuevas empresas en la margen izquierda. Su objetivo es impulsar proyectos innovadores reduciendo riesgos. Se puso en marcha en 1997 y desde entonces ha atendido 118 consultas y apoyado 14 planes de Pymes relacionados con el sector industrial y de servicios. Estos proyectos han generado 48 puestos de trabajo hasta la fecha, resalta Alvaro Ortiz. Pero, la confianza depositada en el Plan de Rehabilitación para huir del naufragio económico parece tropezar con un muro de granito. Las ayudas previstas hasta el año 2000 se han superado en un año y el Ejecutivo del PP se niega a defender ante la Unión Europea la inclusión de esa zona deprimida en el programa Objetivo I lo que duplicaría la subvenciones europeas, actualmente de 800.000 millones de pesetas en el caso de España. Sebas Albarro tiene 59 años y desde 1993 forma parte del contingente de ex trabajadores de Altos Hornos, donde prestó sus servicios durante 33 años. Para él los planes industriales son sólo un titular sin contenido. No duda en lanzar sus críticas a las instituciones porque cree que han abandonado la zona hasta convertirla en una "cloaca". "Nos vendieron la moto de que tras el cierre industrial vendría la creación de nuevas empresas y nuevos puestos de trabajo y es mentira. Sólo fue una fórmula para evitar futuros conflictos. Hablan de planes y de proyectos de rehabilitación pero la gente está cada vez peor y los pueblos más desolados. Antes había trabajo y un ambiente económico creado al calor de la industria y ahora, en muchas calles no hay más que soledad, recuerda. Junto a lo que hace décadas constituyó la principal fuente de riqueza sólo permanece invariable el color ocre de la ría. Frente a Altos Hornos, junto a la calle de la Iberia, resuena un golpe seco del martillo contra el hierro. La Acería Compacta de Vizcaya es el único proyecto real que ha sustituido a Altos Hornos.La producción de Acería es de un millón de toneladas al año. La misma que generaba Altos Hornos pero con un diez por ciento de su plantilla. ACV pretende ampliar sus instalaciones en la actual ubicación del horno María Angeles, pero la declaración de bien cultural lo dificulta. Pedro Pablo Ruíz tiene 36 años y recuerda que el 6 de noviembre pasado fue el último día que trabajó. Es peón de obra y dice que recorre su vida laboral a "salto de mata". Critica que las infrastructuras que se están poniendo en marcha son "pan para hoy y hambre para mañana" y que dentro de cinco años no habrá nada. Pedro Pablo Ruíz, que tiene un hijo de 17 años, se queja de que lo que considera una paradoja de la Margen Izquierda. "Sufrimos el paro, no tenemos un duro y lo único que construyen es grandes superficies, llenas de tiendas en las que no podemos comprar nada ni nos dan empleo", se lamenta. Las denuncias son infinitas y de lo general se pasa a lo particular de cada población. Así, en Santurtzi, autoridades y población resaltan la paralización del proyecto de construcción del túnel ferroviario de Serantes de cinco kilómetros y medio, que posibilitará la salida a las mercancias que llegan al Superpuerto. El plan es obra del Ministerio de Fomento y tiene un presupuesto que supera los siete mil millones. Frente a la desesperanza de los habitantes de la Margen Izquierda se levanta la confianza empresarial. José María Vázquez Eguskiza, presidente de la patronal vizcaína, CIMV, incide en que el descenso general del paro en 1998 también benefició a la zona. "La Margen Izquierda agrupa al 15% de la población del País Vasco. Conocemos los problemas del suelo pero ya aparecen proyectos empresariales importantes, como los energéticos. Puede que la Margen Izquierda no sea una copia de lo que fue pero sí una zona con capacidad tecnológica y tractora de empleo", destaca José María Vázquez Eguskiza.
Desaparecen los pequeños comercios
Dicen los comerciantes de la Margen Izquierda que allí donde hace unos años había 20 establecimientos actualmente hay cuatro. Los datos oficiales no son tan catastrofistas pero sí muestran la disminución del pequeño comercio. El número de establecimientos minoristas en la Margen Izquierda era de 3.406 en 1996. Sólo un año después, la cifra bajaba a 3.263 tiendas. La caída mayor se produjo en Sestao que pasó de tener 485 a dejar abiertos 450 comercios, lo que representa una variación del 7,21, según datos proporcionados por la Consejería de Industria. Barakaldo, con una población de más de cien mil habitantes, contaba en 1997 con 1.390 comercios minoristas, un 6,08 menos que el año anterior. A los casi 50.000 residentes en Santurtzi les correspondía ese año cerca de 14 comercios por cada mil habitantes y en Portugalete , la distribución subía un punto, acercándose a 15 establecimientos para cada mil de las más de 54.000 personas que viven en esa localidad, de acuerdo con las cifras del Departamento de Comercio del Gobierno Vasco. "La crisis económica primero y la implantación de media docena de grandes superficies en los últimos años ha arrasado con el pequeño comercio. Cada vez se ven más letreros de "se vende" y "se alquila" en las calles y sobre todo en las zonas radiales", explica Jesús Amenedo, presidente de la Ásociación de Comerciantes. Este pequeño comerciante ha conseguido mantener abierto su establecimiento de fotografía en Sestao, pero la mayoría de sus compañeros de negocio ha corrido peor suerte. Sobre todo, aquellos que funcionaban en las zonas radiales. "En el centro urbano de los pueblos no ha afectado tanto, aunque también es visible, pero aquellos que estaban en los alrededores de la industria han ido desapareciendo. El aumento del índice de paro y las jubilaciones anticipadas ha hecho que muchos inmigrantes vuelvan a sitios de origen y se nota". Algunas poblaciones de la Margen Izquierda han empezado a percibir ayudas oficiales para relanzar el negocio. Sestao acaba de recibir un empuje oficial de 52 millones. "Todos estamos de acuerdo en que para seguir existiendo necesitamos ayuda institucional", señala Amenedo
El gran reto, el Plan Integral de Actuación
La Margen Izquierda tiene un gran reto y en su cumpliento se juega su futuro: el Plan Integral de actuación del área funcional de Bilbao. El catedrático de Sociología de la Universidad del País Vasco, Victor Urrutia, está seguro de que del resultado del proyecto depende si el horizonte será despejado o repleto de nubes en la zona económica y socialmente más débil de Vizcaya. "Se trata de coordinar las pautas de todo el área por encima de la defensa de los intereses localistas con el fin de buscar una homogéneidad y reducir las diferencias con el Gran Bilbao e incluso con la Margen Derecha en un período de unos ocho años. Pero, para eso es necesario propiciar el acuerdo de los distintos municipios", explica el experto. El plan servirá para recuperar la zona y y aumentar su desarrollo económico y social. El sociólogo reconoce que es un plan de mucho riesgo, por lo que se muestra escéptico ante su aprobación ya que planea sobre él la convocatoria de las próximas elecciones municipales. "El plan trata de superar las diferencias territoriales. La Margen Izquierda sale lentamente del agujero negro en el que quedó, pero le queda un largo recorrido. Se ha mejorado la infraestructura y el equipamiento pero no se ha dado el salto en la vivienda y trabajo. Lo peor ya ha pasado , aunque hay que ser cauteloso", concluye. Escepticismo Más que cauteloso, Miguel Mata, a sus 51 años, se muestra incrédulo. Ha vivido en Barakaldo y actualmente, en Sestao. Ha trabajabado desde los 17 años en distintos talleres de la Margen Izquierda, entre los que recuerda Orva, que cerró hace 15 años. Actualmente, es responsable territorial de CCOO. "El auge de los años 60 terminó en el proceso de desmantelamiento. Resulta patético que una zona que creó tanta riqueza esté ahora abandonada. No hay duda de que la Margen Izquierda tiene que volver a ser industrial. No pedimos que se genere trabajo en el desierto puesto que existe una atracción fuerte y la situación geográfica es la adecuada. Las empresas deben estar allí para que la gente no emigre", defiende Miguel Mata. Miguel Amores del Pino, de 40 años, nació y vive en Portugalete. Su padre, natural de Málaga, llegó en el año 1953 en busca de trabajo y lo encontró en Dow Chemical. Después, trajo a su esposa y crecieron sus hijos. Pasados los años, tras quedar viudo, a veces piensa en regresar a su tierra. Lo cuenta Miguel, el hijo mayor, quien trabaja de guarda jurado en la última mina que se cerró, Agrominsa, en Gallarta. "Yo no me quejo porque, desde que empecé con 15 años a trasladar cajas de gaseosas, he trabajado siempre. Pero lo veo todo muy negro". A pesar de todo, en la Margen Izquierda parece asomarse un rayo de esperanza. Marisol, un ama de casa de Barakaldo lo resume. "Yo creo que no podemos caer más bajo", dice con voz queda.
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