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Tertsch narra la conversión de dos espías del Este en "profesionales del mal"

El periodista y escritor publica su segunda novela, "Cita en Varsovia"

Andrés Fernández Rubio

El amor de dos espías del Este, Sonia y Arpad, que inventan sangrientas misiones con el fin de seguir juntos y ocultar su pasión ante la jerarquía, centra la trama de Cita en Varsovia (Planeta), la segunda novela del periodista Hermann Tertsch (Madrid, 1958). La conversión de estos agentes en "profesionales del mal" le sirve al escritor como metáfora de la derivación del comunismo en "ideología criminal". Sus personajes surgen del lodo de las conmociones históricas, símbolos de "los miedos, dolores y terror generados por las ideologías del siglo XX en tantas decenas de millones de individuos".

Una frase del periodista judío, praguense y alemán Egon Erwin Kisch aparece en Cita en Varsovia: "Si todos los ríos alemanes se convirtieran en tinta y todos los bosques en lápices para escribir, no serían suficientes para describir los innumerables crímenes cometidos por el fascismo hitleriano contra la población judía".Tertsch hace que el espía Arpad reflexione sobre esta frase y se pregunte cuántos ríos y cuántos bosques serían necesarios para describir los crímenes cometidos por él y los suyos bajo el signo del comunismo. "Muchos ríos de tinta, muchos bosques", dice el personaje. El paralelismo entre nazismo y comunismo resulta evidente en el proceso de banalización del mal, aunque Tertsch establece una diferencia entre ambas ideologías. "En los nazis esta banalización fue extrema. El nazismo parte de una idea que se alimenta en la maldad, mientras que en el comunismo no fue así en un principio, sino que resultó ser una ideología criminal una vez aplicada. En sus textos básicos, en las ideas originales de la III Internacional, no hay un mensaje como el que tenía el nacionalsocialismo desde Mi lucha y sus ideas basadas en el daño a pueblos y razas. En el comunismo no había eso, pero el resultado fue terriblemente sangriento, y por eso resulta siniestro y patético que siga habiendo intelectuales que por alimentar a su clientela no reconocen esa culpa y siguen defendiendo lo indefendible y crímenes como los del comunismo".

Hablar de Ceaucescu

Con Cita en Varsovia, Hermann Tertsch publica su segunda obra de ficción, tras La acuarela, editada en 1997. Periodista que ha combinado pasión e independencia en su denuncia del totalitarismo en la Europa del Este, donde fue corresponsal de EL PAÍS en los años ochenta, es también autor del ensayo La venganza de la historia, de 1994, un paseo histórico, político y sentimental por la Europa central del siglo que concluye. En el caso de Cita en Varsovia, no le importa que alguien pueda aplicarle el calificativo de anticomunista. "Me ha llamado así gente que decía que yo debía ser de extrema derecha por hablar mal de Ceaucescu, gente que luego ha derramado lágrimas de cocodrilo ante los hechos porque al principio no estaba de moda o era políticamente incorrecto hablar mal de Ceaucescu", dice.

El calificativo que según él resume la novela es el de "antitotalitaria", pero la narración no es política por completo, "sino que intenta hablar sobre comportamientos humanos, sacrificios, pasiones, y sobre la presencia del mal y la capacidad de los verdugos de asumir los daños infligidos al prójimo". Ese reconocimiento del verdugo en su papel de verdugo se produce en el personaje de Arpad, que no tiene piedad ni consigo mismo. Otros verdugos, triunfadores en su día de las ideologías, ni siquiera se plantearon su condición. "Ni Franco, ni Hitler, ni Stalin, ni Lenin y tantos otros", dice Tertsch.

La tortura como esencia de la voluntad de dañar al prójimo es en la novela reflejo de la monstruosidad de las ideologías. "Esa especie de normalidad que permitía a Eichmann planificar los transportes de judíos a Auschwitz o a Mengele inyectarles a los niños gérmenes en los ojos para estudiar las reacciones". Hermann Tertsch opina que la tentación criminal de las ideologías no ha pasado. Y ve en el ultranacionalismo la mayor potencialidad asesina.

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