El paro descendió 32.800 personas en Euskadi en 1998 y se situó en el 15,86%

El paro descendió el año pasado en el País Vasco 32.800 personas, dejando la tasa de desempleo a finales de 1998 en el 15,86%, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE) difundidos ayer. Por territorios, las tasas de paro en Álava (9,2%) y de Guipúzcoa (12,51%) se acercaron a los ansiados niveles europeos, mientras que Vizcaya se alejó, con un 19,87%.

La EPA situó en 138.700 el número de desempleados existente en Euskadi al acabar 1998. El porcentaje de descenso del paro respecto a 1997 fue del 19,12%, la mayor reducción porcentual a nivel de España después de Cantabria. La incidencia del desempleo sigue siendo más acusada entre las mujeres. Del total de parados registrados el año pasado, 83.600 fueron mujeres (con una tasa del 23,51% en este colectivo), frente a los 55.100 varones, (10,62%). La cantidad de personas ocupadas ascendió a 735.600, lo que representa un aumento de 16.000, un 2,22% más que en 1997. A finales del pasado mes de enero, la Encuesta de Población en Relación con la Actividad (PRA) del Instituto Vasco de Estadística (Eustat) arrojó unos datos ligeramente diferentes. Situó el descenso del paro en 34.500 personas y la tasa de paro en el 16,4% de la población activa. Habitualmente, ambas encuestas discrepan. La divergencia de cifras se debe, según los expertos, a los diferentes conceptos de que parten las dos estadísticas. A diferencia de Euskadi, el paro aumentó en Navarra. En total, la Encuesta del Instituto Nacional de Estadística contabilizó 1.700 desempleados más que en 1997, lo que deja la cifra total de parados en 23.500 personas. Por sexos, las mujeres sufrieron más la inactividad. De los 23.500 parados, 16.300 fueron mujeres y 7.300 hombres. De este modo, la tasa de paro femenina se situó en un 19% frente a un 5,24% de desempleo masculino. A nivel nacional no es tan grande la desproporción entre la tasa de paro masculina (13%) y la femenina (26%). A favor de las 35 horas Por otra parte, un 65% de los trabajadores por cuenta ajena está dispuesto a reducir su jornada laboral a 35 horas semanales y su salario si ello ayuda a crear más puestos de trabajo en su empresa. Según una encuesta del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco sobre las medidas recogidas en el acuerdo vasco por el empleo y la semana de 35 horas difundida ayer, el 62% de la población de Euskadi cree que la reducción de la jornada ayudaría a generar empleo. Frente a este porcentaje de convencidos, un 23% de la sociedad vasca no cree que la reducción ayude a crear más puestos de trabajo. Las opiniones más favorables a la semana de 35 horas corresponden a los jóvenes (un 70% de apoyo) y a los estudiantes (un 73%), seguidos de los parados (un 69%). Entre los que estarían dispuestos a disminuir su salario de forma proporcional a la reducción de jornada destacan los más jóvenes; los alaveses (71%) y los que se consideran de clase social alta (69%). La mayor oposición a bajarse el sueldo procede de las personas que se consideran de clase social baja: hasta un tercio de los entrevistados clasificados en esta banda se opuso. En relación a las horas extraordinarias, ocho de cada diez ciudadanos vascos considera que su supresión es una medida positiva para reducir el paro. Un 16% se muestra escéptico sobre la efectividad de esta medida. Aunque todos los colectivos valoran de manera positiva la supresión de horas extraordinarias -que sólo podrán realizarse en casos de urgencia o carencia de trabajadores cualificados, según el acuerdo por el empleo suscrito entre empresarios y sindicatos-, las personas de edad comprendidas entre los 30 y los 45 años (83%), los alaveses (87%) y los trabajadores por cuenta ajena (88%) son los más favorables. Mientras, los trabajadores por cuenta propia (autónomos) y los empresarios son los que menos confían. La gran mayoría de la población -un 82%- valora el contrato de sustitución -el reemplazo de los trabajadores de más de 60 años por desempleados- pactado por la patronal y las centrales. Y tres cuartas partes de la sociedad cree que los trabajadores contratados por empresas temporales deben cobrar lo mismo que los trabajadores fijos de las empresas donde vayan a realizar el mismo trabajo.