Un amigo fraternal del rey Juan Carlos y de España

El rey Hussein de Jordania, un amigo fraternal del rey Juan Carlos, ha desafiado a la muerte durante tantos años que su combate contra el cáncer, una enfermedad que irrumpió en su vida hace casi ocho años, ha sido como su vida: valiente, tenaz y discreta. Muy unido a España, sentía pasión por Lanzarote, donde se hizo construir una casa, y fue galardonado en 1995 con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por su aportación a la causa de paz en Oriente Próximo. Fue el primer monarca en recibir el galardón y acudió a Oviedo a recoger el premio acompañado por la reina Noor, cuya amistad con la reina Sofía les ha llevado a protagonizar algunas inicitivas importantes en el campo de la cooperación internacional. Juntas han apoyado en instancias internacionales el desarrollo de los microcréditos, para que las familias de los países subdesarrollados afronten por sí mismas la lucha contra la pobreza. La candidatura de Hussein al Premio Príncipe de Asturias fue propuesta por el entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin, un símbolo de una generación que se vio obligada a hacer la guerra y que ha buscado desesperadamente la paz.

Su próxima desaparición causa consternación en la diplomacia española, más allá de la pérdida de un amigo de España. "El proceso de paz en Oriente Próximo va a ser sin él más complicado", afirmo ayer Joaquín Pérez Villanueva, director de la Oficina de Información Diplomática (OID).

Los reyes de España tienen previsto desplazarse a Jordania para asistir a las honras fúnebres de Hussein, que reunirán a los principales dirigentes del mundo. El portavoz del Ministerio español de Asuntos Exteriores afirmó que la desaparición de Hussein será "una pérdida difícil de reparar" ya que ha sido el monarca más abierto del mundo árabe que ha buscado siempre un equilibrio entre Oriente y Occidente. La diplomacia española está dispuesta a contribuir para preservar la unidad de Jordania, un país clave en el equilibrio de paz de Oriente Próximo.